El martes 17 de diciembre se entregaron los diplomas a los egresados del Programa Formativo en Literatura Infantil y Juvenil “Dijo Alicia…” de Casa de Letras.
El objetivo general de este programa es permitir al alumno una comprensión integral del mundo infantil y juvenil, abarcando lo creativo, lo estético y lo conceptual. Privilegiando un enfoque práctico se incursiona en diversas áreas expresivas vinculadas con la literatura para niños y jóvenes: la escritura narrativa, el cuento oral y la lectura en voz alta, el teatro, la ilustración, la poesía y el análisis de textos clásicos y contemporáneos.
Está destinado a docentes, bibliotecarios, promotores de editoriales, libreros, pediatras, psicopedagogos, y en general a todas aquellas personas que se relacionan con niños y jóvenes en su vida profesional, social o familiar.
Componen el equipo docente: Esteban Valentino (Escritura narrativa), Istvansch (Ilustración), Alicia Salvi (Lectura y Análisis), Cecilia Pisos (Poesía), Rodrigo Ures (Teatro), Vivi García (Narración oral y Lectura en voz alta).
El acto consistió en compartir dos proyectos finales de cada alumno con familiares e invitados, los profesores y la dirección: la presentación de una maqueta de libro álbum y la narración oral de cuentos escritos por ellos mismos.
Aquí reproducimos el relato que compuso Claudia Maiocchi sobre su experiencia a lo largo del programa.
Por Claudia Maiocchi
Ayer, martes 17 de diciembre, tuvo lugar el acto de cierre del Programa de Formación Integral en Literatura Infantil y Juvenil “Dijo Alicia”, correspondiente a la cursada 2012-2013, en Casa de Letras. Las cinco alumnas que completamos el recorrido –un Programa vivencial que invita a “meter las manos en la masa” y experimentar de manera directa con cada disciplina que confluye en la LIJ- tuvimos la ocasión de presentar en público maquetas de libros de cuentos escritos, ilustrados y hasta diagramados por nosotras mismas. Cuentos que además narramos, entretejiendo otros textos y otras voces, entre ellas, las de la poesía, el teatro y la música. Fue un encuentro mágico.
Docentes de la talla de Esteban Valentino (Escritura narrativa), Istvansch (Ilustración e Introducción a la edición) y Vivi García (Narración oral) vibraron con nosotras de alegría y orgullo, un orgullo extensivo a los demás docentes que ayer no pudieron acompañarnos, pero a quienes igual queremos mencionar: Alicia Salvi, Cecilia Pisos y Rodrigo Ures, nuestro profe de Teatro que se acercó un rato antes de la ceremonia… ¡con un ramo de flores y una tarjeta personal para cada una!
Todas llegamos a “Dijo Alicia…” con nuestra propia mochila de lecturas, saberes y vivencias personales y profesionales. Todas diferentes. Una directora de un Jardín de Infantes, una vice del área de Educación Especial, una bibliotecaria, una creativa de un canal de TV que produce contenidos para niños y una comunicóloga fuimos conformando un grupo de trabajo, juego y aprendizaje. Nos unimos, nos apoyamos, nos divertimos…
Porque lo que nos “Dijo Alicia…” es que la Literatura Infantil es cosa seria (casi, casi sagrada se diría) pero por suerte nada solemne. Nos dijo que los cuentos cuentan, pero también sanan, denuncian, cuestionan, educan sin moralinas obvias ni trilladas; ventilan y refrescan… aunque también abrigan. Los cuentos para chicos son para todos: que levante la mano quien no lleve a upa a su propio chiquit@ interior, muchas veces herido, asustado o esperando –cuándo no- una palmada en el hombro, una mirada de reconocimiento, un abrazo. O un cuento de esos que le hacen sana-sana al alma.
A partir de lo que nos “Dijo Alicia…”, caímos en un pozo por el que salieron a saludarnos un conejo, un mazo de naipes con reina y todo y hasta un sombrerero loco. Y aprendimos a bucear en un mar revuelto por miles de títulos al año y lograr, contra viento y marea, pescar algunas perlas. Perlas preciosas; perlas que escapan a las fauces de pirañas que buscan únicamente el gran negocio de las ventas especiales y del “combo” marketinero en las escuelas.
Hubo que arrancárselas al barro. Hubo que lavarlas, pulirlas y pesarlas, por supuesto. También contarlas… Hubo que poner el cuerpo, la voz, el corazón. Pero, ¿saben qué? ¡Nos hicimos collares con esas perlas! Y ayer fue nuestro tiempo de lucirlas y brillar.
Gracias, Casa de Letras.
Gracias, queridos y admirados maestros.
Gracias, compañeras de aventuras… ¡Y a seguir buceando, que esto recién empieza!