Foto: José Rodríguez Palomo
Por Sebastián Robles
“Para amar a los vivos, es necesario ser asesino de espectros”, escribe Alina Kummerfeldt, alumna de Narrativa en Casa de Letras. Publicó su primer poemario, Carta cero, en su Guatemala de origen y el segundo, Trotamundos de cuerpos (de donde está tomada la cita), en Buenos Aires. Conversamos con ella acerca de su libro más reciente, su oficio de poeta y cómo repercute en su literatura el trayecto entre Guatemala y Buenos Aires, donde reside en la actualidad.
¿Dirías que es un libro guatemalteco o un libro argentino? ¿Cómo te situás ahí?
Muchas poesías se escribieron en Guatemala, la vitalidad de la palabra sucedió allá en gran parte pero el poemario era sólo un esbozo, un comienzo sin forma. Al llegar a Buenos Aires empezó a adquirir cuerpo, a resolver su propio acertijo, se esclareció la historia que se hacía contar, se selló el punto medio del libro, la amatoria, inclusive las clases en Casa de Letras fueron fuertes disparadores para hilarlo. Aquí aterrizó el libro que justo remite al viaje que hice en otros mundos, el trote en otros cuerpos, la vida, la muerte, el renacimiento en otras pieles. No es ni de aquí ni de allá por completo, sino sobre todo de los lugares que me vienen persiguiendo, de los que se huye, de los que se necesita, de los innegables, de los que se eligen también. Y Argentina, siendo también lugar, llamó y vine al juego de buscar.
Hay una progresión en los poemas de Trotamundos de cuerpos, que están divididos en capítulos que van desde “Muerte” al comienzo y “La vida” al final. Como si estuvieras narrando una historia, con imágenes y fragmentos. ¿Cómo fue el proceso de escritura y edición del libro? ¿Fue apareciendo solo, a medida que lo escribías, o partiste de alguna idea preconcebida?
Aparecieron temáticas y luego me preguntaba por qué las elegía, qué me hacía ahí. No eran temas sino mundos o cuerpos en los que me perdía para encontrarme. Mundos o cuerpos que me vibraban o en los que yo vibraba con la mayor intensidad posible. Mundos o cuerpos, sinónimos en este libro, trayendo a flote esto de lo inseparable del afuera y adentro, de lo trenzado del pasado, presente y futuro e inclusive lo atemporal, la nada, el espíritu y carne a la vez, nombres abstractos que dividen lo indivisible.
Y ya que las palabras tienen poder en mí, algunas en el proceso del poemario se van transformando en algo menos sólido, como lo es “muerte”, palabra quizás demasiada manoseada ahí como algunas otras. El orden de los capítulos cambió muchísimas veces hasta que descubrí la “solución” de esta historia en mi ser vital, el poema que se resuelve con la acción. Lo terminé cuando acepté un poco más, la belleza de las incertidumbres, la naturaleza del misterio, cuando me respondí la pregunta que me punzaba y hacia moverme con una nueva pregunta porque la otra dejó de importar.
¿Qué poetas o escritores son tus referentes?
Empecé leyendo casi sólo filosofía, paradójicamente me adentré tarde a leer poesía, hasta el proceso de edición del primer libro leí a más poetas y la narrativa llegó a mi también tarde. Realmente no podría determinar referencias directas a la poesía. Si existen lecturas que me han impactado mucho y se han impregnado dentro para hacerse estilo de vida, varias. Me sucede más, como a muchos, que lo que voy leyendo cada día, la música, el cine, lo que uno escoge como alimento del imaginario, es lo que va construyendo y destruyendo mi mundo de las ideas y por lo tanto trastocando el sentir, expandiéndolo. Siempre nuevas pesquisas, me hago otra a menudo, lo único suspendido resulta casi sólo el experimento que me hago ser, que generalmente cobra su piel en la palabra.
¿Cómo es la escena literaria en Guatemala? ¿Cómo ves la escena literaria en Argentina? ¿Qué te parece que se gana y que se pierde en el tránsito de una a otra?
La escena en Guatemala es muy similar a la de acá por lo que he notado, humanos somos en cualquier parte, las luces y los monstruos de la palabra están aquí y allá. Hay algunas diferencias importantes, quizás las que podría destacar, la historia de cada país que involucra tejidos en los que nos pudiésemos extender ampliamente, pero otra disimilitud fuerte obviamente es el número de habitantes. En Argentina las cosas se mueven con una gran velocidad y pasos pesados, furia de cultura y arte, en Guatemala todo sucede más lento, con un eco quizás bastante fuerte pero que a veces no cubre demasiado o no por tiempo extenso.
Aquí hay tanta gente haciendo y por ello, es más difícil hacerse un espacio. Pero en cualquier caso, de hacerse espacio o no, la única satisfacción reside, opino, en la congruencia de la expansión cotidiana y el dedicado ahondamiento de cada quién para hacerse mundo con la respuesta de los otros, en envase de crítica o abrazo. Aunque lamentable es que estemos hoy en día tan faltos de los factores transparentes que deberían de hacer que una voz se escuche o calle.
Se gana y se pierde en cualquier lugar de la misma manera, con distinta textura únicamente. Las ganas, las intenciones son las gotas que caen sobre el agua y forman ondas alrededor, esperemos con el merecido alcance hacia otros.
¿Qué estás escribiendo ahora? ¿Cuáles son tus proyectos para el futuro?
Tengo muchísimos proyectos de escritura y de literatura, algunos quizás demasiado ambiciosos, pero al menos tengo algo que hacer con mi día a día hasta que me alcance la mente y el cuerpo o el pacto de esperanza que tengo en mi vida con las palabras.
Escribo todos los días en cualquier lugar, poco o mucho, en distintos envases, a veces conozco el envase, a veces no. Estoy saliendo un poco de las edades de la escritura caprichosa, espero, aunque siempre queden caprichos pero ya lo que viene conmigo, sale un poco menos adulterado por la fabricación del yo, un poco menos manchado de lo autobiográfico, aunque siempre uno no pueda hablar de algo que no conoce, ya hay un poquito de más precisión en la cercanía y distancia, aunque todos los días se aprende, así como la vida, a escribir, casi una misma para algunas, se confunde, milagrosamente o de manera abrumadora.
Ahora trabajo en la narrativa, proyectos personales y proyectos para la escuela. La poesía es innegable para mi, siempre está presente, pero casi sólo ahora habla de las historias de amor, todo lo otro que me atrapa anda viniendo en prosa o queriendo su palpitar en otro lienzo. De los proyectos grandes no puedo hablar mucho pues apenas algunos son ideas, o cosas que empiezo a trabajar pero mi conocimiento, mi experiencia, mi piel, mi forma de tejer pensares, mi intuición aún no me permiten agarrarlos con las dos manos y estoy paciente de esto y emocionada de sentir cada paso aunque el camino de lo que está en mi decir es neblina un poco, hay huellas que van dejando y ahí voy armando rompecabezas.