Por Franz Kafka
Sobre Prometeo hablan cuatro leyendas:
De acuerdo con la primera, por haber revelado a los hombres secretos de los dioses, fue encadenado en el Cáucaso, y los dioses enviaban águilas para devorarle el hígado, que siempre volvía a crecer.
De acuerdo con la segunda, deshecho por el dolor que le provocaban los picotazos desgarradores, Prometeo se apretaba cada vez más profundo en la roca, hasta volverse uno con ella.
De acuerdo con la tercera, en el transcurso de los milenios su traición fue olvidada; olvidaron los dioses, las águilas y él mismo.
De acuerdo con la cuarta todos se aburrieron de esta historia absurda. Los dioses se aburrieron, se aburrieron las águilas y la herida se cerró de aburrimiento.
Quedó el peñasco inexplicable.
La leyenda pretende explicar lo inexplicable. Dado que proviene de un fundamento de verdad, tiene que terminar otra vez en lo inexplicable.
Traducción: Sebastián Robles