Por Sebastián Robles
“Como en todos los buenos autores, no se puede disociar su técnica de su metafísica. Anahí Flores nos impacta por el corte preciso de los versos y la mirada lateralizada sobre un hecho común e intenso como es cuidar a un hijo pequeño en medio de la vigilia fría y el cansancio.”
Con estas palabras, un jurado compuesto por Diana Bellesi, Laura Wittner y Fabián Casas concedió el tercer premio de poesía del Fondo Nacional de las Artes de este año a Anahí Flores, egresada de Casa de Letras, por su libro inédito Se durmió y otros poemas. Conversamos con Anahí al respecto y a continuación, reproducimos uno de los poemas que forman parte del libro.
¿Cómo fue el proceso de escritura del libro?
El libro tiene tres partes.
La primera es Se durmió. La empecé a escribir en 2013, cuando Sofi tenía un año y cinco meses (o sea que yo llevaba un tiempo ídem sin dormir más de tres o cuatro horas seguidas) y la terminé tres meses después cuando, mágicamente (nunca tan bien usado este adverbio de modo) empezó a dormir toda la noche de corrido. La falta de sueño se había transformado en una obsesión y, como hubiera hecho con cualquier otra obsesión, la transformé en poemas. Diecisiete poemas. Luego, Ariel Bermani me ayudó a revisarlos.
La segunda parte es Poemas frescos. La escribí en 2010, mientras hacía el segundo año de escritura creativa en Casa de Letras. Las clases de Damián Ríos se perciben en la serie. En esa época descubrí los poemas de Fabián Casas, y eso también se nota. Son poemas simples, con clima de otoño y de invierno suave. Hay muchos ambientados en transportes (el subte, algún colectivo, las combis) porque en esa época vivía en Pilar y venía a Buenos Aires una vez por semana (los martes, para mi clase en Casa de Letras). Me acuerdo de un comentario que hizo Andrés Neuman, cuando le pasé el original para revisar: “¡No podemos tomar un colectivo cada tres páginas!” (Y sí, deseché de aquel original unos tres poemas sobre ruedas).
El libro cierra con Motas de polvo, también de 2010, que más que serie es un poema largo en ocho capítulos. La situación es: estoy en la cama, a cuatro mil metros de altura, y es imposible dormir. Los escribí casi todos en Salta, durante mi primera vez a más de cinco mil metros de la altura. La falta de oxígeno y de gente alrededor, los animales tan dueños del lugar y el polvo… ¡el polvo!, todo eso influyó.
¿Qué te llevó a participar del concurso?
Hace años que venía esperando el momento de participar, pero o no me alcanzaba el mínimo de páginas exigido o no me convencía mi material. Hasta que el año pasado, gracias a que Sofi me mantuvo tan despierta, conseguí armar Se durmió y otros poemas, libro con el que me presenté bajo un seudónimo que hace alusión a mi musa: Sophie.
Se durmió.
No pensemos en ella
ni miremos sus fotos.
Conversemos de temas
que no tengan que ver
con pañales, juguetes,
o la fecha probable del viaje a Disney World.
Vayamos a otra parte,
qué hacemos aquí, quietos,
de pie, frente a la cuna.
Respiremos más lejos,
al menos caminemos
hasta el cuarto de al lado.
Abramos la ventana.
Mirá, un barco pasa.