¿Qué hacemos ante el eterno problema de la página en blanco? ¿Qué le conviene al texto que estamos escribiendo? ¿Cómo le sacamos el jugo? Estos y otros interrogantes se propone responder el taller “De las ideas a las palabras o cómo empezar a escribir una novela”, a cargo de Federico Jeanmaire, que se llevará a cabo a partir del martes 24 de febrero a las 18 hs, en Casa de Letras, a lo largo de cuatro encuentros. Conversamos con Jeanmaire al respecto.
¿Cómo se combate, en tu experiencia, el problema de la página en blanco?
El problema de la página en blanco es tan antiguo como el papiro. Nos sentamos, con nuestras ideas a cuestas, y la cosa no sale. ¿Qué hacer? Esta es la cuestión fundamental que intentará responder el taller. Sarmiento, por ejemplo, lo solucionaba a partir de un productor de texto: una frase robada de algún libro, y mal traducida por él mismo, que lo ayudaba a lanzarse a la aventura de escribir. Pero hay más soluciones, muchas más, tantas como escritores. La idea es que, a partir de esas experiencias particulares, podamos resolver algunos de nuestros problemas a la hora de decidirnos a escribir.
¿Es necesario tener algún material escrito para acceder al taller?
No, no es necesario tener material escrito. Lo necesario, sí, es que aquellos que vengan tengan ideas acerca de las que quieren escribir. Precisamente el taller tratará de facilitar la escritura. Esa es la idea. Aunque también suele ocurrir que, si bien pudimos comenzar, aquello que llevamos escrito no nos satisface en lo más mínimo. Este último caso es una de las variantes más complejas de la página en blanco, otra más, un página que podríamos llamar sucia o arrugada o casi bollo. Una variante que también trabajaremos.
¿Cuál será la metodología de trabajo?
La metodología de cualquier taller debe ser abierta. Esa es mi impresión personal. La metodología es una forma que tendrá que ir decidiendo el grupo en su conjunto, las necesidades del grupo. Aunque, por supuesto, habrá una base desde la cual partir. Esa base tiene como sustento el problema que han tenido otros escritores, o yo mismo, frente a la página en blanco. Soluciones de otros a problemas nuestros. El asunto es que el taller sirva para escribir, a aquellos que vengan y, por qué no, también a mí. Uno nunca deja de ser un aprendiz de escritor.