En una de las mejores entrevistas que le realizaron, para The Paris Review, en 1981, García Márquez nos muestra cómo encontró su estilo como escritor llevando un acercamiento de lo periodístico a lo fantástico e imitando (desde su propio contexto) y transfigurando a Kafka y a Faulkner.
Por ejemplo, si dices que hay unos elefantes volando en el cielo, la gente no te va creer. Pero si dices que hay 421 elefantes volando en el cielo, puede que lo crean.
Esta técnica la aprendió de su abuela supuestamente, quien “contaba cosas que sonaban sobrenaturales y fantásticas con completa naturalidad”. Lo maravilloso casual. Les compartimos aquí algunas otras perlas o balas del oficio de García Marquez, más un artesano que un filósofo:
Una de las cosas más difíciles es el primer párrafo. Me he pasado meses en el primer párrafo, y una vez que lo obtengo, lo demás fluye fácilmente. En el primer párrafo debes resolver la mayoría de los problemas de tu libro.
La estructura es un problema puramente técnico y si no la aprendes temprano nunca la aprenderás.
Traté de contar la historia sin creer en ella —descubrí que lo que tenía que hacer era creer en ella y luego escribirla.
El punto que quiero hacer es que estos escritores jóvenes están gastando su vida escribiéndole a los críticos en vez de trabajando en su escritura. Es mucho más importante escribir a que escriban de nosotros.
Más que los clichés románticos-bohemios, el escritor debe estar sano y lúcido:
Estoy en contra del concepto que mantiene que el acto de escribir debe de ser un sacrificio, y que entre peores las condiciones económicas y emocionales, mejor es la escritura. Creo que debes de estar en un buen estado emocional y físico. La creación literaria para mí requiere de buena salud.
García Márquez encuentra su inspiración en el mundo cotidiano:
Ya que no soy un gran intelectual, encuentro mis antecedentes en cosas de la vida diaria, en la vida, y no en las obras maestras.
Sobre la inspiración, la intuición y la intelectualidad:
La inspiración es cuando encuentras el tema adecuado, uno que realmente te guste; eso hace que el trabajo sea más fácil. La intuición, que también es fundamental para escribir ficción, es una cualidad especial que nos ayuda a descifrar qué es real sin necesitar conocimiento científico o cualquier otro tipo de aprendizaje especial… Es una forma de tener experiencia sin tener que luchar con ella… Básicamente es lo contrario de la intelectualidad, que es probablemente lo que más detesto en el mundo –en el sentido de que el mundo real se convierte en una especie de teoría inamovible.
Le preguntan si le caen mal “los teóricos”. Con humor responde:
Exactamente. Sobre todo porque no los entiendo. Es por eso que tengo que explicar todo por anécdotas, porque no tengo mente para las abstracciones. Es por eso que muchos críticos dicen que no soy una persona culta.