Por Vivi García (*)
Me gusta pensar en un cuento como un camino, en el cual el narrador o la narradora podrá detenerse en algunas “calles” más que en otras.
Mi experiencia sobre el trabajo ajeno habilita una mirada respetuosa pero a la vez crítica, ambas imprescindibles a la hora de “echarle levadura a la masa de la historia”. De esa manera el relato crecerá en belleza, profundidad y sentido.
Cuando pienso en una clínica de cuento oral, hago anclaje en una escucha atenta, despierta, que me permita sugerir algún tipo de edición que mejore la puesta teniendo siempre en cuenta el criterio estético del narrador.
Junto a los participantes desarrollamos un criterio de selección de “fotos” de la historia, focalizaciones precisas, necesarios primeros planos; trabajamos para repensar el cuento como una película, donde cada escena merece un tiempo y un color determinados.
Creo, que más allá de contar, escuchar y recibir sugerencias, la clínica abre un espacio para reflexionar acerca de las diversas posibilidades que ofrece un cuento a la hora de narrarlo: navegar los lugares posibles que puede tomar el narrador o la narradora, asumir y abandonar el personaje en el momento preciso, sentir los latidos de la historia y subirse a ese ritmo para impregnarse de esa música y entregar, por fin, su esencia.
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(*) Vivi García ofrecerá la clínica de cuento oral “Sabor a cuento” para narradores con experiencia y repertorio. En Casa de Letras, el viernes 31 de julio, de 17 a 20 hs. Consultas e informes a info@casadeletras.ar.