Por Bruno Cossentino
“El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo”. Esta frase cita la oración con la que comienza la novela. El título no miente: en Crónica de una muerte anunciada García Márquez nos cuenta los detalles del cómo y del por qué los hermanos Vicario asesinaron a Santiago Nasar. Esta novela es una versión literaria de un hecho real que tuvo lugar en el año 1951 y que no descuida ningún rasgo particular de los sucesos, pero que sí se permite jugar y experimentar con la presentación de los pormenores y de la información que el mismo relato nos induce a dilucidar. El tiempo y el espacio varían constantemente, pero no se alejan nunca demasiado de su conexión con el hecho principal. El autor despliega una curiosa habilidad narrativa en la que logra generar suspenso e intriga a partir de sucesos que ya pasaron. La realización de esta técnica hizo que esta novela corta haya sido incluida en la lista de las 100 mejores novelas en español del siglo XX del periódico español El Mundo.
Se necesita tan solo de un capítulo para conocer los detalles de la muerte del personaje, los culpables del asesinato y los cómplices. Pero la sencilla complejidad con la que están narrados los pormenores de ese episodio en un pequeño pueblo en la costa del Caribe en un período de apenas unas cuantas horas, invita a continuar la lectura. En ella se develarán las críticas del autor hacia una sociedad necesitada, muy desigual, machista y entregada a la adoración de una iglesia de la cual sólo recibe unas migajas de pan. La reconstrucción del hecho está a cargo de un personaje interno, un conocido cercano de la víctima y de su familia, que nos da muestras de su labor de reportero realizado durante varios años mediante entrevistas a amigos y familiares de Santiago Nasar, los asesinos y varios vecinos. García Márquez logra en todo momento mantener la distancia entre el personaje que narra la novela y el nivel de conocimiento posible que tiene de los hechos, sin que esto evite que conozcamos a la perfección los detalles y la historia previa del asesinato y de la tradicionalista y rudimentaria vida que se lleva en ese pueblo. Es por eso que la reconstrucción de los hechos parte de la conjugación de la percepción subjetivada de diversos personajes y el narrador pone en duda (o, al menos, muestra) que la historia narrada no es más que su versión documentada de lo ocurrido y, como en toda labor periodística, no se deben dejar de lado la duda o la aparición de nuevas versiones: “Tres personas que estaban en la pensión confirmaron que el episodio había ocurrido, pero otras cuatro no lo creyeron cierto”. García Márquez deja lugar al humor patético que tiñe los detalles del hecho y sobre todo a un imperceptible pero completamente verosímil y esperable rastro del género realismo mágico que lo identifica. Como en otros varios relatos suyos, busca también la manera de situar relaciones entre los personajes y la conocida historia que tiene lugar en Macondo, en Cien años de soledad, su novela referente dentro del género. Crónica de una muerte anunciada nos invita a hacer la labor de un detective y nos guía en el camino de la búsqueda de respuestas y motivos para un asesinato que, así como un investigador que recién llega a la escena de un crimen, desde la primera oración ya sabemos que ocurrió.
Escrito en el marco del taller “Cómo leer y por qué”, a cargo de Nicolás Mavrakis.