9 de noviembre de 1938
Querido Frances:
He leído la historia cuidadosamente y, Frances, me temo que el precio de hacer un trabajo profesional es bastante más alto del que estás preparado para pagar en el presente. Tienes que vender tu corazón, tus reacciones más poderosas, no las pequeñas cosas insignificantes que sólo te tocan ligeramente, las pequeñas experiencias que cuentas en una cena. Esto es especialmente cierto cuando comienzas a escribir, cuando no has desarrollado los trucos de la gente interesante sobre el papel, cuando no posees nada de la técnica que lleva tiempo aprender. Cuando, en definitiva, sólo tienes tus emociones para vender.
Esta es la experiencia de todos los escritores. Era necesario para Dickens poner en Oliver Twist el resentimiento apasionado de haber sido abusado y morir de hambre que a él le persiguió durante toda su niñez. Las primeras historias de Ernest Hemingway en En nuestro tiempo iban a lo más profundo de todo lo que había sentido y conocido. En A esta parte del paraíso yo mismo escribí sobre un affaire amoroso que todavía sangraba fresco como la herida de un hemofílico.
El amateur, viendo cómo el profesional que ha aprendido todo lo que aprenderá sobre escribir puede coger una trivialidad como las más superficiales reacciones de tres niñas y hacerlas inteligentes y encantadoras, elamateur digo, piensa que él o ella pueden hacer lo mismo. Pero el amateur sólo puede desencadenar esta habilidad de transferir sus emociones a otra persona con algo tan radical y desesperado como arrancar de su corazón su primera historia trágica de amor y ponerla en las páginas para que todo el mundo la vea.
Ese, de alguna manera, es el precio de admisión. Si estás preparado para pagarlo, si coincide o entra en conflicto con tu noción de lo que es «bueno», es algo que tienes que decidir. Pero la literatura, incluso la ligera, no aceptará menos del neófito. Es una de esas profesiones que quiere los «trabajos». Tú mismo no estarías interesado en un soldado que fuera solamente un poco valiente.
A la luz de esto, no merece la pena analizar por qué esta historia no es vendible pues te tengo demasiado cariño como para engañarte sobre eso, algo que uno tiende a hacer a mi edad. Si alguna vez decides contar tus historias, nadie estará más interesado que,
Tu viejo amigo.
F. Scott Fitzgerald
P.D. Podría decir que la escritura es suave y algunas páginas muy aptas y encantadoras. Tienes talento, lo que es el equivalente al soldado que tiene las aptitudes físicas adecuadas para entrar en West Point.