Diario de un escritor

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Procesos técnicos funciona como un diario de escritor, como un conjunto de observaciones acerca del oficio de escribir. Pero no es un diario clásico, con esa mezcla de autobiografía y ficción que tienen esos libros que tanto me gustan: el Diario de Kafka, por ejemplo. O el de Pavese. En este caso, trabajé en otro formato. En la web. Es decir, el pacto de lectura que se fue estableciendo entre ese material y los posibles lectores fue de ida y vuelta, que es una de las ventajas de este tipo de intervenciones que se establecen en la era tecnológica. Un diálogo virtual. En esos textos que fui escribiendo en Facebook y que ahora se convirtieron en este libro, pienso cuestiones técnicas de la escritura. De la novela, del cuento, del poema. Es decir, el fluir de mi propia experiencia de escritor.

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En realidad, se fue armando solo. Sin que yo supiera que estaba trabajando en un libro. Fueron cinco años de posteos en Facebook que, en algún momento, se convirtieron en otra cosa. En un conjunto de fragmentos, relatos, poemas en prosa, ensayos desarticulados. Un libro que no entra del todo en el marco de un género determinado, pero que va tomando lo que necesita de cada género.

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Me gusta pensar Procesos técnicos como un manualcito de pistas, de opiniones arbitrarias, de lecturas, de observaciones livianas y complejas, sobre el oficio de escribir.

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