Por Luciana Czudnowski
En La mujer que escribió Frankenstein, Esther Cross traza un recorrido fascinante por la vida de Mary Shelley, la creadora de uno de los monstruos más famosos de la literatura.
Sin ser una biografía y sin afán de explicar la obra mediante la vida de su autora, el texto de Esther Cross muestra que Mary Shelley se crió en una época en la que eran frecuentes las incursiones prohibidas a cementerios y el tráfico de cadáveres. Una época en la que, para conocer a fondo los misterios de la anatomía humana, se necesitaban materiales, es decir: cuerpos. Los cuerpos abiertos con bisturí como libros abiertos para aprender medicina.
Cross se documenta e investiga ese mundo en el que la niña Mary creció.”Hay lugares que son como imanes en la vida de las personas. Van sumando razones de atracción que los convierten en lugares necesarios”, escribe Cross sobre la relación de Mary Shelley con el cementerio de Saint Pancras, al que iba a pasear, a leer, a refugiarse desde que era muy chica y donde por las noches -salvo las de luna llena- los ladrones de cadáveres conseguían material fresco para las escuelas de anatomía.
Las teorías y experimentos sobre la resurrección eléctrica vigentes en ese momento, también fueron material que luego utilizó Mary para la génesis del monstruo creado por el Dr. Frankenstein: un ensamble vivo con forma humana cosido con partes de diferentes cadáveres. Un ser vivo hecho de muerte. Un desafío a las leyes de la realidad física. “La escritora une en su escritorio lo que el hombre ha desunido en las mesas de anatomía”, escribe Cross sobre Mary Shelley.
Cross no explica, muestra. Cruza datos biográficos con la historia de la imaginación de Mary Shelley. Capítulo a capítulo, Cross hilvana – con pulso casi quirúrgico- información, listas de precios de cadáveres, anécdotas amorosas y familiares, curiosidades, muertes, viajes. Sugiere conexiones.
“El sueño de la razón produce monstruos”, dice Cross citando el título de uno de los grabados de Goya al contar la noche en la que surge la historia de Frankenstein. Reunida con su marido Percy Shelley, Lord Byron y otros amigos en Suiza, y habiendo aceptado el desafío de crear una historia de terror, Mary Shelley se retiró a descansar. Aún sin llegar a dormir, en un estado previo al sueño, imaginó la historia. Pero la cita de Goya, a qué responde: ¿a la razón dormida, que al momento del sueño permite que despierten los monstruos de la imaginación?, ¿será esa negación romántica a las luces de la razón? ¿O corresponderá a lo que la razón sueña con lograr, es decir, el avance del conocimiento? Tal vez en Frankenstein, las dos respuestas posibles se hayan suturado para conformar la primera novela de ciencia ficción. El libro de Esther Cross cuenta esto -entre otras maravillosas curiosidades sobre Mary Shelley- de una manera exquisita.