Algunos consejos para escritores brindados por W.G. Sebald durante su último taller de escritura en la Universidad de East Anglia, en el otoño de 2001.
Por W.G. Sebald
Sobre la aproximación:
La ficción debe tener una presencia fantasmal en alguna parte, ser algo omnisciente. Crea una realidad diferente.
Escribir es descubrir cosas no vistas con anterioridad. De otra forma no vale la pena el proceso.
Sed experimentales por todos los medios, pero dejad al lector ser parte del experimento.
El expresionismo fue en realidad una especie de voluntarioso vanguardismo, tras la Primera Guerra Mundial, un intento de retorcer el lenguaje en una forma que normalmente no tiene. Aún así, debe tener un objetivo. Ha pasado pocas veces en inglés pero es bastante común en alemán.
Escribid sobre cosas oscuras pero no escribáis oscuramente.
Existe un cierto mérito en dejar a oscuras algunas partes de vuestra escritura.
Es difícil escribir algo original sobre Napoleón, pero uno de sus ayudante es caso aparte.
Sobre narrativa y estructura:
En el siglo XIX el autor omnisciente era Dios: totalitario y monolítico. El siglo XX, con todos sus horrores, fue más demótico. Aceptó los recuentos de la gente; de pronto existían otras opiniones. En las ciencias naturales el siglo [XX] vio la refutación de Newton y la introducción de la noción de relatividad.
En el siglo XX sabemos que el observador siempre afecta lo que es observado. Así, escribiendo ahora una biografía, tenéis que hablar de dónde obtuvisteis vuestras fuentes, como hablar a aquella mujer en Beverly Hills sobre el problema que tuvisteis en el aeropuerto.
Los físicos ahora dicen que no existe el tiempo: todo coexiste. La cronología es enteramente artificial y esencialmente determinada por la emoción. La contigüidad sugiere capas de cosas, de alguna manera fundiéndose o coexistiendo el pasado y el presente.
El presente simple encaja con la comedia. El pasado es algo ido y naturalmente melancólico.
Hay un tipo de narrador, el cronista; es desapasionado, lo ha visto todo.
No podéis atribuir un fallo en un texto al estado en que se encuentra uno de sus personajes. Por ejemplo, “no conoce el paisaje de forma que no puede describirlo”, “esta borracho, de forma que no puede conocer esto o aquello.”
Sobre la descripción:
Necesitas situar las cosas cuidadosamente en tiempo y espacio a menos que tengas buenas razones [para no hacerlo]. Los autores jóvenes a menudo están demasiado preocupados haciendo que las cosas avancen, y no lo suficiente por lo que pasa alrededor suyo.
Un sentido del lugar distingue un fragmento de escritura. Puede ser un destilado de lugares distintos. Debe haber una muy buena razón para no describir el lugar.
La meteorología no es superflua en la historia. No muestres aversión a dar cuenta del clima.
Es muy difícil, por no decir imposible, retratar bien el movimiento físico cuando se está escribiendo. Lo importante es que funcione para el lector, incluso si no es preciso. Podéis usar elipsis, abreviar la secuencia de las acciones; no necesitáis describir laboriosamente cada una de las mismas.
A veces necesitáis magnificar algo, describirlo ampliamente de una forma indirecta. Y en el proceso descubres algo.
¿Cómo superar el horror una vez que habéis alcanzado cierto nivel? ¿Cómo deja de parecer gratuito? El horror debe ser absuelto con la calidad de la prosa.
Sobre el detalle:
El “detalle significativo” da vida a situaciones que de otra manera serían mundanas. Necesitáis observaciones agudas, implacables.
Las rarezas son interesantes.
Los personajes necesitan detalles que los anclen en nuestra mente.
El uso de mellizos y trillizos virtualmente indistinguibles entre sí puede dar un filo espeluznante y asombroso. Kafka lo hace.
Siempre es gratificante aprender algo cuando se lee ficción. Dickens fue quien inició esto. El ensayo invadió la novela. Pero tal vez no debemos confiar en los hechos de la ficción. Se trata, después de todo, de una ilusión.
La exageración es la base de la comedia.
Es bueno incluir varias patologías no reconocidas y enfermedades mentales en vuestras historias. El campo está lleno de patologías no declaradas. Por el contrario, en el ambiente urbano, la aflicción mental no es reconocida.
El dialecto hace que palabras normales parezcan distintas, extrañas y asperas. Por ejemplo, ‘Jeziz’ en vez de Jesús.
Disciplinas concretas tienen una terminología especializada que forma su propio lenguaje. Puedo traducir una página de Ian McEwan en media hora —pero el equipamiento del golf es otro tema. Dos administrativos de Sainsbury hablando entre sí son una especie aparte.
Sobre la lectura y la intertextualidad:
Leed libros que no tengan nada que ver con la literatura.
Apartaos de los caminos transitados; no veréis nada ahí. Por ejemplo, laCrítica de Kant es aburrida pero sus escritos menores son fascinantes.
Tiene que existir un deseo libidinoso de encontrar cosas y meterlas en vuestros bolsillos.
Que los criados trabajen por vosotros. No debéis hacer todo el trabajo vosotros mismos. Debéis pedir información a otra gente, y robar implacablemente lo que os den.
Nada de lo que inventéis será tan escalofriante como las cosas que otra gente os cuente.
Debo animaros a robar todo lo que podáis. Nadie se dará cuenta nunca. Debéis mantener una libreta de notas con pedacitos, pero no anotéis las atribuciones, al cabo de un par de años podéis volver sobre la libreta de notas y emplear el material como propio sin culpabilidad.
No tengáis miedo de traer citas raras, elocuentes, e insertarlas en vuestra narración. Enriquecen la prosa. Las citas son como la levadura u otro ingrediente que uno añade.
Mirad en las viejas enciclopedias. Tienen una perspectiva distinta. Intentan ser completas y estructuradas pero de hecho son sólo cosas recogidas de manera completamente aleatoria que se suponen representan nuestro mundo.
Es muy bueno escribir sobre otro texto, de forma que escribas a partir del mismo y conviertas tu obra en un palimpsesto. No tienes que declararlo o decir de dónde viene.
Una estructura rígida abre posibilidades. Tomad un patrón, un modelo establecido o un subgénero, y escribid a partir del mismo. A la hora de escribir, la limitación te da libertad.
Mirando atentamente podeis encontrar problemas en todos los escritores. Y eso debe llenaros de esperanza. Y cuando mejor os volváis identificando esos problemas, mejor seréis a la hora de evitarlos.
Sobre el estilo:
Cada frase por sí sola debe significar algo.
La escritura no debe producir la impresión de que el escritor está tratando de ser “poético.”
Es fácil escribir prosa rítmica. Te arrastra consigo. Al cabo de un rato se vuelve tediosa.
Las frases largas te ahorran el tener que nombrar repetidamente al sujeto (Gertie hizo esto, Gertie sintió que, etc…).
Evitad frases que sólo sirven para introducir frases posteriores.
Emplead la palabra “y” lo menos posible. Buscad la variedad en las conjunciones.
Sobre las revisiones:
No reviséis demasiado o se convertirá en un conjunto de parches.
Muchas cosas se resuelven por sí mismas simplemente dejándolas en el cajón un tiempo.
No escuchéis a nadie. Ni siquiera a nosotros. Es fatal.
Fuente: Transtierros