Libro: Jorge Newbery, el conquistador del espacio
Autor: Raúl Larra
Género: Biografía
Por Martín Moreno Francese
La vida de Jorge Newbery (1875-1914) bien podría convertirse en el guión de una superproducción cinematográfica. En su afán por mostrar la evolución del personaje, la película reproduciría los temas tratados en cada capítulo del libro: su pasión por los deportes –boxeo, esgrima, fútbol, rugby, natación, por mencionar solo algunos– y las proezas que protagonizó practicándolos; el descubrimiento de los globos aerostáticos, donde el cruce del Río de la Plata merecería un apartado especial; su transformación en ídolo popular, con el viaje en globo que unió Argentina, con Uruguay y Brasil en primer plano; y por último, el papel que tuvo como precursor de la aviación civil y militar en el país. A esta etapa dedicaría su principal esfuerzo, porque Newbery es “quien mejor tipifica la época heroica de la aviación argentina”. Sin apartarse del planteo de Larra, el film comenzaría con esa imagen suya tan característica, la del galán rubio de entradas generosas, siempre sonriente, que posa para la foto en la cabina de un avión precario antes de partir en un vuelo de rutina. Seguiría un paneo general de la Argentina de entonces, cuya élite dirigente creía en el progreso ilimitado, apostaba por la inmigración y reservaba para sí la propiedad de la tierra y el control del Estado. El modelo agroexportador aún daba sus frutos y hacía pensar en un futuro promisorio para el país en el concierto general de las naciones.
El protagonista, porteño en una época en que la gran aldea da lugar a la ciudad cosmopolita, era parte de una familia que representaba el emergente de los cambios que estaban teniendo lugar en la sociedad. Su padre, un odontólogo norteamericano amante de la aventura, alternaba su consultorio de la calle Florida con expediciones a la Patagonia, donde probó suerte buscando minerales e intentó fundar una colonia con un grupo de cowboys que trajo ex profeso desde los Estados Unidos. Su madre, una criolla de ascendencia francesa, dio a luz doce hijos. Ambos progenitores se ocuparon de educarlos esmeradamente. Jorge, el mayor de los varones, embarcó rumbo a Nueva York a los ocho años para conocer a sus abuelos. La película exhibiría escenas del viaje en barco, vistas de la Estatua de la Libertad, imágenes del protagonista niño paseando en trineo por Central Park. De regreso en la Argentina estudió en la Escuela Escocesa San Andrés y obtuvo su título de bachiller. Con una profunda inclinación por la mecánica, viajó nuevamente a los Estados Unidos, donde se inscribió en la Universidad de Cornell y cursó la carrera de Ingeniería. Más tarde, pasó al Drexel Institute, donde fue alumno de Tomás Alva Edison. Material para crear escenas memorables. Un mérito adicional de la producción sería el rescate de la labor intelectual del biografiado, cuya obra cumbre, El petróleo, vio la luz en 1910. En este trabajo, que realizó siendo funcionario público, “encara todas las fases e implicancias del tema, con seriedad científica y espíritu exhaustivo”.
“Newbery –afirma Larra– no participaba de ese liberalismo económico tan extendido en sus días, que admitía sin rubores la enajenación de las propias riquezas a las empresas privadas extranjeras, a cuento de la libre empresa, la libre iniciativa, el libre desarrollo”. A esta altura del film entraría en escena el coronel Enrique Mosconi, amigo del protagonista, con quien dirigió la Escuela Militar de Aviación –uno como director militar y el otro como civil– y con el que compartió posiciones sobre temas cruciales para el interés nacional. La película hablaría sobre Newbery, pero en el fondo trataría sobre otra cosa: el culto a la amistad, el coraje, el patriotismo, el poder de la voluntad para superar lo que parece imposible, el sacrificio en pos de un ideal. El final es conocido. El 1 de marzo de 1914, mientras se aprestaba a cruzar los Andes, el protagonista accedió a realizar una demostración, en un avión prestado, para un grupo de amigos. La aeronave perdió sustentación y se precipitó a tierra. Newbery murió en el acto. Tenía 38 años. La investigación de Larra es minuciosa y el libro hace justicia a ambos. Un condimento adicional es que lo escribió desde la admiración. Extrañamente, tratándose de un autor identificado con el Partido Comunista Argentino, que examinó la vida de un miembro de la alta sociedad porteña, miembro del Jockey Club, entre otras exclusivas instituciones.
Escrito en el marco del curso Periodismo cultural: la reseña, el artículo y la crónica.