El sábado 24 de junio a las 20 hs. en Gorlami (Balcarce 971, C.A.B.A.) se presenta el libro de poemas Ciertas horas de la primavera de Anahí Flores. Conversamos al respecto con la autora.
Ciertas horas de primavera es una especie de registro poético del tiempo, que transcurre como si no nos diéramos cuenta. Al final del libro, aclarás en una nota que lo escribiste en 2014, cuando vivías a dos cuadras de la Plaza San Martín. ¿Podés contarnos un poco más sobre el proceso de escritura de este libro? ¿Cómo considerás que se vincula con tu obra anterior (y posterior)?
Sí, son como instantáneas de cosas que vi, o que me pasaron pero las vi de afuera, todas de esa época, con el escenario del barrio de Retiro, que es donde vivía. De todas formas son calles y plazas que podrían ser otras. La gente también podría ser otra. Los escribí en serie, que es como suelen surgirme los poemas: un día uno, otro día otro. Varios días ninguno, luego otro más y así. Cuando llegué cerca de la medianoche (porque fui titulando los poemas con un horario aleatorio), me di cuenta de que la serie había terminado. Así y todo, agregué uno final, sin hora. Fuera del tiempo.
La arquitectura siempre me gustó. Creo que uno cambia de acuerdo a dónde vive, se relaciona con otros paisajes, otras paredes y otros vecinos. Compra en otras verdulerías. No es posible ser igual en diferentes atmósferas. Como me mudé de ciudades, barrios y de país también, entonces lo digo por experiencia propia. Pienso en Catalinas Sur (Eloísa Cartonera, 2012) y La Plaza (Paisanita Editora, 2013), que nacen del barrio Catalinas Sur. O en Limericks cariocas (Caki Books, 2011) que, si bien es nonsense, al fin y al cabo es un poemario de mi ciudad temporaria Río de Janeiro, lugar que en el fondo tiene bastante de nonsense. Incluso en la serie Poemas frescos (que está en Se durmió, Bajo la Luna, 2015), aunque la arquitectura no haya sido el disparador, se nota que vivía en el conurbano cuando lo escribí. Un muy buen amigo y lector me dijo: “no es posible que te estés subiendo a una combi cada tres poemas”. Y ahora me doy cuenta de que esto se aplica a la narrativa también. Los cuentos de Todo lo que Roberta quiere (Textos Intrusos, 2013) están ambientados en las montañas y no es un detalle menor en la construcción de cada uno.
¿Qué otros poetas te gusta leer?
Jorge Aulicino, Laura Wittner, Wislawa Szymborska, Fabián Casas, Erika Martínez, Eric Schierloh, Borges. A ellos me gusta releerlos de vez en cuando.
¿En qué estás trabajando ahora?
Por lo general escribo impregnada de un lugar cuando ya lo viví un cierto tiempo, que no es el caso de ahora. Desde que me mudé (tengo una relación de amor-odio con esto de cambiar de residencia), estoy metida en una serie de poemas. Esta vez los disparadores son la mudanza en sí y el empezar a asentarse en un departamento nuevo. Imagino que terminaré de escribir la serie cuando esté del todo instalada, no lo sé. Todavía me falta poner algunos cuadros, creo que voy a demorar ese momento.
11:55 PM
Una chica atraviesa la plaza.
Cae una lluvia
de flores amarillas.
Los faroles las alumbran:
algunas planean
como motas de polvo al sol,
contrastan
con las copas oscuras de los árboles.
Entrecierra los ojos,
vuelca la cabeza hacia atrás e imagina
que los faroles son de París,
que las flores son copos de nieve,
que en vez de short y remera
lleva un tapado de invierno y botas.
Está suspendida e inmóvil entre los copos de las flores
como esas esferas de vidrio
con nieve artificial
que una mano,
ahora mismo,
agita.
Ciertas horas de la primavera, de Anahí Flores (ediciones La Carretilla Roja) se presenta este sábado 24 de junio a las 20 hs. en Gorlami (Balcarce 971, San Telmo, C.A.B.A.). Se referirá al libro Ariel Bermani. La música estará a cargo de Nubes en mi casa. La entrada es libre y gratuita.