¿Cuál fue tu primer acercamiento a la poesía?
Se me ocurre que tuve varios “primeros acercamientos”. Primero en casa, después en la escuela, después en el secundario, después por mi cuenta. Creo que el mayor punto de giro fue Castellano de primer año. Fui un pésimo estudiante y la tuve previa. En el ejercicio de preparar la materia a fondo se me fijó ese último núcleo del programa, el que durante el año se había rasguñado apenas: Poesía. Aprendí una tonelada sobre figuras retóricas. Leí Romancero Gitano y todo cambió para siempre.
¿A qué poetas volvés una y otra vez y qué encontrás en ellos?
Creo que es más casualidad que otra cosa, pero siempre vuelvo a “El libro del haiku”, la antología compilada y traducida por Alberto Silva. No sé cuán posible sea traducir un haiku en realidad. Me supera por mucho. Silva y su grupo hicieron una tarea descomunal con enorme dedicación, y le estaré eternamente agradecido. El libro reúne a Basho, Shiki, Issa, Buson y varios más. Hay de todo: ingenio, sutileza, tensión, calma. Cafés chiquitos y cargados.
Por otro lado, vuelvo más a espacios que a poetas. Disfruto el arte escénico de la poesía como pocas cosas en el mundo. Celebro vivir en una ciudad con tanta ebullición. Y aparte: ¡Salve internet! Los circuitos de búsqueda recurrentes arrancan, en general, en “Nuyorican slam”, “National Poetry Slam”, y a partir de ahí me desplazo.
¿En qué momentos escribís poesía?
Llevo siempre un anotador encima. Si se me ocurre algo lo anoto. Una idea, un verso, una estructura, un dato curioso. Lo que sea. A veces ese impulso original gana fuerza y se extiende hasta abarcar una página, y ahí hay un principio de poema. En general le gano tiempo a los huecos del día. El tren. El colectivo. La digestión antes de retomar el horario de oficina.
El mejor momento es cuando me ducho. Pienso en voz alta. Conecto ideas con libertad. Si estoy atrapado en algo recurrente, me grabo. Después desgrabo y edito. Y así un par de veces hasta ver qué brota entre todo ese humus.
Así escribe Eric Barenboim
NARANJAS CON OMBLIGO,
naranjas con ombligo, naranjas con ombligo;
¿cómo confiar en una fruta
que se dice mamífero?
cómo confiar en una fruta lactante,
lactante para jugo,
naranja con ombligo,
podrida con insectos;
si la leche / con jugo se corta,
si la crema / con jugo se cuaja.
KIWIS – KIWIS – KIWIS
jugo de kiwi en envase de cartón,
DESCARTES podrido, la razón
(¡ay de mí, ocultas artes de la nigromancia!),
(¡ay de mí, bendita evolución!)
¿qué terrible destino te obligó a mimetizarte,
kiwi, con las peludas bolas de un toro?
(si es que los toros tienen bolas peludas y parecidas a un kiwi),
kiwi, ¿de qué árbol exótico eres testículo?
Pero díganmé si estoy loco,
si no es lo peludo lo que nos distingue del reptil
y del insecto,
eso, y que el insecto no se extingue,
el insecto,
en la fruta podrida los insectos,
la leche cuajada y los insectos,
¿cómo, díganmé cómo como, COCO?,
cómo confiar en el coco
si es peludo y lactante a la vez,
jugo de coco / leche de coco
cuajada podrida de coco.
JUGO DE INSECTO, JUGO DE INSECTO,
JUGO DE INSECTOS,
lo que nos distingue de los insectos es que ellos
tienen antenas y nosotros tenemos pelo
(y la fruta se pudre y la leche se cuaja)
RUCKAUF, RUCKAUF, RUCKAUF,
CARLOS FEDERICO RUCKAUF:
cómo confiar en un pelado con implantes,
si ya entendimos
que al pelo lo carga
estática estatal estado capitalista,
si lo impone imperio implante capilar capitalista,
si lo implanta y te digo más que no es pelo,
que son antenas que perforan (petróleo) al servicio del imperio
(y yo acá me arranco el pelo)
y
¿cómo confiar en un fruto con pelo?
el anarquista verdadero es el pelado de alma,
ese fruto pelón sin antenas,
si nos mandan señales,
¿o acaso el aborigen /AB+ACUSATIVO/
no era lampiño – pueblo originario –
antes de que la colonia de insectos RUCKAUF capilares importaran el pelo?
Antes el kiwi venía liso.
Antes el coco venía liso.
Ergo, cómo confiar en Ruckauf,
cómo confiar en Ruckauf,
cómo confiar en Ruckauf.
Eric Barenboim nació en Colegiales en 1987. Es el menor de tres hermanos. Técnico cinematográfico. Desde 2010 se dedica a la poesía performática. Entre 2013 y 2015 fue presentador del Slam Argentino de Poesía Oral. Desde 2014 escribe literatura experimental vía MercadoLibre, y en 2016 publicó en facebook una novela corta en tiempo real, de a una frase por vez, durante quince horas de corrido. En 2016 creó la Justa Poética Slam. Su novela breve “Suárez en Kosovo” ganó el concurso de publicación de la convocatoria de la Bienal de Arte Joven de Buenos Aires 2017.