Por Richard Ford
1. El cinéfilo, de Walker Percy (1959). “Este libro me influyó. Yo robé cosas de este libro. Es humorístico y grave a la vez, ya saben Henry James hablaba de las cosas que ayudan y hacen daño a la vez. Todo El cinéfilo está escrito en presente, ya saben, Wittgenstein dijo –oh, soy insoportable citando a Wittgenstein- que si vives en el presente vives en la eternidad. Aunque puedes escribir en presente y luego cambiar al pasado, ya saben Joyce se cargó las reglas, ya no hace falta mantener el mismo tiempo verbal todo el tiempo”.
2. Años luz, de James Salter (1975). “James era nuestro amigo, murió el año pasado con 90 años, se cayó de la cinta de correr mientras hacía ejercicio… bueno, tampoco es lo mismo que chocar en un avión, ¿eh? Esta novela no es perfecta. No tiene trama. Pero sí las mejores frases que se han escrito en inglés. Salter sentenciaba cuando escribía, frases robustas que ejercían una autoridad y un control sobre el lector”. Richard Ford leyó dos frases como ejemplo: “Los árboles, unas cuantas casas viejas, unas ruinas, solo lloró”. “En la mujer que nos sobrecoge no tiene que haber nada familiar”.
3. La casa en París, de Elizabeth Bowen (1935). “Es sobre dos niños en una casa de París. Bowen escribe conversaciones improbables en niños de 15 años y tú te dices: ‘¡Los niños de 15 no hablan así!’. Pero ella te fuerza, te insiste, te pide que confíes. Todo es inusual como premisa, pero las premisas inusuales dan libros buenos, libros que te llevan al extremo, que te hacen pensar”.
4. El intocable, de John Banville (1997). “Las novelas tienen que ver con las consecuencias de las cosas, no solo con las cosas. Ahí vemos su peso moral, su gravedad. Banville habla de las consecuencias. Y escribe esta frase en boca del personaje Viktor Maskell: ‘Me pregunto: ¿lo habré perdido todo?’. Yo habría pagado mucho dinero por poder escribirla”.
Fuente: El País