Trópico nuestro: literaturas del Caribe hispano

Ante todo, su diversidad, producto de la insularidad de la región y de las tensiones que la caracterizaron desde muy temprano, ya que el Caribe ha sido siempre un territorio en disputa. Si a eso sumamos el potente mestizaje que se dio allí entre blancos, negros e indios, cada uno aportando en mayor o menor medida sus imaginarios, sus mitos y tradiciones, sus registros religiosos y lingüísticos -con los que se contaminó para bien la cultura europea impuesta a sangre y fuego-, tendremos una región del continente particularmente híbrida, diversa, en permanente reflexión crítica sobre sí misma y sobre su identidad.

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Desde muy temprano el imaginario caribeño se vio obligado a convivir con dos lecturas de sí mismo: la belleza y el horror. Los mitos colombinos de la “Tierra de Gracia” conviven con los de indígenas caníbales, con los relatos de la piratería, y más adelante con los rezagos de las cruentas guerras de independencia, o de las posteriores guerras civiles y Revoluciones. Eso ha dejado una huella de malestar que asume formas diversas, que pide ser narrada y que es mantenida viva por los rigores propios de las jóvenes e inestables repúblicas de la región, muchas de las cuales figuran entre las más violentas del continente. Quizá el Caribe esté un poco en guerra consigo mismo.

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Leeremos una breve selección de autores caribeños representativos de esta visión del Caribe hispano y sus contradicciones: Pedro Juan Gutiérrez (Cuba), Junot Díaz (República Dominicana), Andrés Caicedo (Colombia), José Roberto Duque (Venezuela), Eduardo Lalo (Puerto Rico) y Giovanna Benedetti (Panamá). Haremos énfasis en la narrativa, echando mano cuando convenga a lecturas secundarias.

A quienes tengan curiosidad respecto a esta región del continente, y a quienes deseen nutrirse como lectores y escritores a partir de este abreboca de autores caribeños. No hace falta tener conocimientos previos en el tema.

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