Por George R.R. Martin
Me levanto cada día y trabajo en la mañana. Tomo mi café y me pongo a trabajar. En días buenos levanto la vista y está oscuro afuera y todo el día se me ha ido, y no sé cómo. Pero también hay días malos. Cuando me atoro y sudo y en media hora solo he escrito tres palabras. Y pasa medio día y he escrito solo una oración, así que dejo de trabajar y me pongo a jugar en la computadora. Ya sabes, a veces te comes al león, pero otras el león te come a ti.
Lo más importante para cualquier aspirante a escritor, creo, es leer. Y no solo las cosas que estás tratando de escribir, sea fantasía, ciencia ficción o cualquier cosa. Necesitas leer de todo. Ficción, no ficción, revistas, periódicos. Lee historia, ficción histórica, biografías. Lee novelas de misterio, de fantasía, ciencia ficción, horror, best sellers, clásicos, eróticos, aventuras, sátiras. Cada escritor tiene algo que enseñarte, para bien o para mal (Y sí, puedes aprender de los libros malos tanto como de los buenos, qué no hacer).
Y escribe. Escribe cada día, incluso si es una página o dos. Mientras más escribas, mejor te volverás. Pero no escribas en mi universo, el de Tolkien, o el universo de Marvel, Star Trek u otro trasfondo prestado. Cada escritor debe aprender a crear sus propios personajes, mundos y reglas. Usar las ideas de alguien más es una forma perezosa de hacerlo. Si no ejercitas esos «músculos literarios», nunca los desarrollarás.
Odio los esquemas. Tengo un sentido cercano de a dónde está yendo la historia, conozco el final, cómo terminarán los personajes principales y los mayores puntos y eventos del libro, el clímax de cada uno, pero no conozco necesariamente cada giro a lo largo del camino. Eso lo descubro en el curso dela escritura, y es lo que hace la escritura disfrutable. Creo que si cierro la comprensibilidad y me ciño al esquema, la verdadera escritura se vuelve aburrida.
No escribo los capítulos en el orden que debían ser leídos. Los intercambio. Cuando estoy en una época Tyrion escribo cuatro o cinco capítulos de Tyrion hasta que alcanzo un punto de paro o algo así. O me doy cuenta que me he adelantado demasiado con Tyrion y que debo escribir de otros personajes. Y regreso, y cambio a Arya o Sansa o algo por el estilo. Siwempre es difícil cambiar de equipo, porque los personajes tienen voces muy diferentes y distintas maneras de comprender el mundo. He estado escribiendo torrencialmente y haciendo muchas páginas cada día, y al momento que cambio de personaje, ese primer día es como «Oh, Dios, tengo que leerme estos personajes de nuevo. Sansa suena como Tyrion y eso no es bueno». Tengo que leer sus capítulos y convertirme en Sansa.