Por Natalia Consiglio
Encierros involuntarios es el primer libro de cuentos de Marcelo Marmer, quien recientemente completó el primer año del Programa Formativo en Escritura Narrativa en Casa de Letras. A continuación nos contesta algunas preguntas…
¿Sentís que tu trayectoria personal te orientó en la elección de escribir relatos situados durante los años 70′ en Argentina?
Indudablemente mi propia historia y mi pertenencia a un Organismo de Derechos Humanos tienen una estrecha relación con la escritura de Encierros involuntarios. He escuchado frases, a veces sólo de dos o tres palabras que promovieron imágenes que funcionaron como el punctum, concepto que trabajamos en el curso de Inés Fernandez Moreno, Usina de historias, en primer año, y de la imagen pasé a la creación de un personaje que hiciera algo con esa frase, que la hiciera su propia vida.
¿Considerás que “todo escrito es político”?
No creo que todo escrito sea político, en todo caso está condicionado, en interacción con lo político, a su vez un escrito puede tener consecuencias en lo político precisamente por la interacción en juego. Cuando nos referimos a un escrito literario, me resulta más adecuada la posición de Ranciere, realizar o producir una obra no es lo mismo que su efecto; si la intención del escritor es una comunicación política, si de una obra literaria, su voluntad puede verse alterada por el efecto en la subjetividad del receptor, es lo que se suele nombrar cuando decimos que una obra se separa de su autor inevitablemente.
¿Cómo fue el proceso de escritura?, ¿tuviste que realizar algún tipo de investigación?
Mi investigación fue en temas diversos, desde un libro sobre la vida de los piamonteses en Argentina, a propósito del cuento El envés de su mirada, hasta lecturas de material de archivo de la biblioteca de la ex ESMA en el Centro Conti, pasando por fotos que me facilitaron en ese lugar y que también funcionaron como el punctum y un libro que contiene escritos de jóvenes desaparecidos prologado por Ernesto Sábato. También tuve entrevistas con sobrevivientes de campos de concentración argentinos.
¿Tenés algún consejo para quienes están comenzando a escribir?
Mi consejo es tener disciplina de escribir, incorporar el hábito, en lo posible con horario fijo a diario, es muy bueno valerse de la inspiración pero no es suficiente. Hay que sentarse y escribir aunque uno desconfíe de estar con las ideas en su cabeza. Frente a la página alguna palabra vendrá, el matrimonio página-letra funciona siempre. No hay que apetecer un número de páginas, en el mismo tiempo en que un día se escriben tres hojas, decir treinta sería mucho, otro día surgen sólo tres palabras y no por ello hay que decepcionarse, simplemente es así.