El miércoles 27 de mayo de 18 a 20 hs. comienza en Casa de Letras el taller de escritura y lectura (online, vía Zoom) “Mundos posibles”, a cargo de Hugo Correa Luna. A lo largo de seis encuentros, la propuesta del taller es producir pequeños textos, sobre la base de ciertas lecturas que se discutirán en clase y que permitan a los cursantes desarrollar lineamientos de un texto que escribirán durante la semana. Conversamos al respecto con Correa Luna.
¿Cuál te parece que es la relevancia de las distopías, ucronías y utopías en un contexto como el actual?
El curso surge, precisamente, de la observación del contexto actual. La narrativa es, ante todo, la postulación, la construcción de un mundo o una realidad; ese mundo puede coincidir con esa construcción social que es el mundo que concebimos como real. Pero también nos encontramos con toda una narrativa consistente en la postulación de mundos alternativos a la noción corriente, social, de la realidad. Acá es donde hacemos entrar las distopías, ucronías y utopías.
Lo notorio de la situación actual, de la pandemia, es que se hace inevitable la comparación con toda esa zona literaria para quienes somos sus lectores: de pronto el mundo se parece más al de alguna novela o película, y por supuesto se vuelve incitante, nos tienta la escritura. Estamos de pronto en un mundo distópico: la calamidad universal está ocurriendo, todos los parámetros de vida han cambiado de un día para otro. Pero la situación –estar informados de las medidas que se toman en distintos países para defendernos– nos lleva, de forma inevitable, a pensar cómo sería todo si en lugar de nuestra cuarentena hubiéramos adoptado la táctica de otro país, qué desastre habría sido todo si hubiera ganado la reelección el anterior gobierno, a juzgar por declaraciones del expresidente; en fin, estas preguntas nos instalan en la ucronía. Finalmente, los cuestionamientos a las ideologías predominantes en el mundo, la actualización de una idea de estado fuerte, cierta tendencia a sacralizar el discurso predominante de la ciencia médica, todo eso lleva a idealizaciones que nos acercan a la utopía.
Podrá verse que los fundamentos que expongo, en relación a ucronía y utopía tienen una raíz política explícita, pero es que tradicionalmente estos géneros –también la distopía, claro– son políticos: nos dicen cómo debería ser el mundo o cómo podría haber sido, de manera que hoy son prácticamente nuestro contexto.
¿Cuál será la metodología de trabajo?
Por supuesto, el curso será online, como lo exigen las circunstancias, y según las modalidades y el software que informará oportunamente Casa de Letras.
En cuanto al trabajo con los contenidos, son pocos o menos los textos cortos relacionados con estos temas, que parecen ser más novelescos, en consecuencia vamos a proponer la lectura de fragmentos de textos representativos, vamos a dedicar unos primeros minutos de cada encuentro a caracterizar los temas, vamos a indagar en las reflexiones que a partir de la caracterización puedan hacer los integrantes del curso. Por último vamos a invitar a escribir lineamientos de textos que los alumnos imaginen. Estos textos constituirán la base de un texto más cuidado, más elaborado, que presentarán para la clase siguiente. Así, bajo esta mecánica, gran parte de la reunión se dedicará a la discusión y comentario de los textos presentados. El objetivo general del curso es que los alumnos puedan formular un proyecto narrativo quizá orientado a la novela, ya que, como antes dije, parece ser la que más les conviene a estos subgéneros.
¿A quiénes está dirigido el curso?
El curso está dirigido a todos aquellos que quieran sentarse a imaginar con nosotros, a discutir, a reflexionar, no sólo sobre los subgéneros propuestos, sino también sobre los mundos imaginados por los ellos mismos y por otros autores.
Se habló mucho acerca de la dispersión que provoca la situación actual de aislamiento obligatorio. A tu juicio, ¿cuál es la actitud correcta para encarar un proceso de aprendizaje en este momento? ¿Se puede leer y escribir en cuarentena?
El aislamiento, salvados los aspectos dramáticos del contexto, de cierta forma parece ser una especie de situación ideal para escribir, sin embargo no es así, por lo menos en mi caso, en mi experiencia, me cuesta mucho ponerme a escribir; en efecto, hay una relación muy distinta con el tiempo en una vida diaria que antes de la pandemia estaba siempre emplazada. En relación a esto, entonces, creo que un curso proporciona precisamente plazos, pero además es, en la situación actual, una de las poquísimas maneras que tenemos, en la situación de aislamiento, de algo que se nos vuelve necesario, deseado: encontrarnos con otros, conocidos y desconocidos, y discutir ideas.
Por otra parte –eso lo sabemos bien quienes damos talleres y cursos de escritura, y quienes asisten a ellos–, la responsabilidad hacia un grupo es, por lo común, un motor bastante eficiente para la producción.