¿Qué hicimos con los géneros?

Desde ya que hay que separar ambos géneros. El fantástico argentino -o rioplatense- de los años cuarenta, con Borges, Bioy Casares, Silvina Ocampo y Julio Cortázar a la cabeza, es sin lugar a dudas, uno de los momentos más extraordinarios de la literatura argentina, y me atrevo a decir, de la literatura del siglo veinte. La reinvención del género, las relecturas, los aportes y las miradas que propusieron estos autores fue tan singular que todavía hoy las estamos discutiendo. Y tengo la leve sospecha que lo seguiremos haciendo por unos cuantos años más… Y respecto  al ciencia ficción las cosas son distintas. Es cierto que el género está muy vinculado a países anglosajones con un gran poderío científico-tecnológico-industrial considerable. Entonces, ¿cómo ocuparse de un género en un país donde no nos andan los celulares y la conexión a internet es de las peores del mundo? Aún así, hemos tenido enormes aportes. Para empezar hay que volver a los años cuarenta y a Bioy Casares, que con La invención de Morel escribe una de las mejores novelas de ciencia ficción de todos los tiempos (y estoy convencido que no exagero). Por otro lado analizar hasta qué punto Borges escribió algo que pudiera vincularse -acaso secretamente como hubiera dicho él-, a la ciencia ficción. Yo, por mi parte, sostengo que cuentos como “Tlon, Uqbar, Orbis Tertius”, o “There are more things” (que es además, un homenaje a Lovecraft), bien pueden inscribirse dentro de algunos parámetros de la ciencia ficción. Pero es verdad que a partir de ahí la cosa se complica, pero para eso lo mejor será que hagan el curso, que de eso vamos a hablar, ya que el cine se convierte en cómplice y avanza junto a la literatura en la construcción de alternativas argentinas sumamente interesantes.

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