Por F. Scott Fitzgerald
1. Empieza por tomar notas.
«Tienes que empezar por tomar notas. Quizás tengas que estar tomando notas durante años… Cada vez que se te ocurra algo, cada vez que recuerdes algo, anótalo y ponlo donde corresponda. Anótalo mientras lo estás pensando. Es posible que no puedas volves a capturarlo igual de vívido una segunda vez».
2. Haz un completo esquema de la historia
«Inventa un sistema a lo Zola… pero necesitas un archivador. En la primera página, escribe un bosquejo de tu novela a una escala enorme (no te preocupes, se contraerá con el tiempo) y trabaja detallando el plan durante dos meses. En el punto central del archivador describe el gran clímax, y trabaja hacia delante y hacia atrás completando los detalles durante otros tres meses. A continuación, crea algo tan complicado como una continuidad con todo lo que ya tienes, y fíjate un horario».
3. No le cuentes a nadie en qué estás trabajando
«Creo que una buena norma es no decir nada sobre lo que estás escribiendo hasta que esté acabado. Cuando se hace, siempre parece perder algo. Nunca volverá a pertenecerte tanto como antes».
4. Crea personajes, no tipos literarios
«Comienza con un personaje y antes de que te des cuenta habrás creado un tipo. Comienza con un tipo y acabarás no creando nada».
5. Usa palabras comunes
«Nunca debes usar una palabra desconocida a menos que la hayas buscado para expresas un delicado matiz y sea así como lo hayas conseguido. Creo que esta es una muy buena regla para la prosa. Excepciones: a) necesaria para evitar repeticiones, b) necesaria por ritmo, c) etc».
6. Usa verbos, y no adjetivos, para mantener las frases en movimiento
Acerca de los adjetivos: toda la buena literatura se basa en los verbos llevando las frases. Ellos son los que consiguen que las oraciones avancen. Probablemente, el mejor poema (técnicamente) en inglés sea ‘La víspera de Santa Inés’ de Keats. Un verso como «La liebre salió cojeando temblando a través de la hierba helada» está tan vivo que puedes sentirlo, apenas sin darte cuenta, pues el poema se ha coloreado con su movimiento – el cojear, temblar y helar camina delante de tus propios ojos».
7. Sé despiadado
«[Tirar lo escrito a la basura y empezar de nuevo] Esta es una de las decisiones más difíciles que un escritor tiene que hacer. Por ponerlo filosóficamente, antes de haberte agotado durante horas tratando de reanimar un cadáver o desenredando una madeja mojada, es una prueba de si eres o no eres realmente un profesional. Hay ocasiones o en la decisión es doblemente difícil. En las últimas etapas de una novela, por ejemplo, cuándo no hay algo concreto que tirar a la basura, sino que un personaje favorito tiene que ser cogido por los talones, chillando, y arrastrando media docena de buenas escenas con él».