Por John Steinbeck
A lo largo de los años he escrito un montón de buenas historias y aún no sé cómo hacerlo, a excepción de escribir y probar suerte. Si hay cierta magia en la escritura de historias, y estoy convencido de que la hay, nadie ha sido capaz jamás de reducirla a una receta que pueda pasarse de una persona a otra. La fórmula parece que reside únicamente en la dolorosa urgencia del escritor de expresar algo que considera importante para el lector. Si el escritor tiene esta urgencia, puede ser que a veces, pero de ningún modo siempre, encuentre el modo de expresarse. Hay que saber percibir la excelencia que hace de una buena historia que sea buena; o los errores que la convierten en una mala historia. Una mala historia es simplemente una historia ineficaz.