Por Michel Houellebecq
La escritura es una actividad dolorosa y agonizante. Cada vez que escribo, experimento la misma sensación que cuando, en medio de un ataque de eczema, me rasco hasta acabar sangrando. Los escritores somos voces que clamamos en el vacío, seres perdidos que reclamamos la atención del lector con nuestras ficciones inútiles, megalómanos incapaces de cambiar el mundo. No me extraña que, si exceptuamos Francia, en ningún país se les haga caso. Escribo porque me gusta el aplauso de la gente. Si tuviera que escribir sin ser publicado y leído, no creo que lo hiciera.
Como escritor, también soy sociólogo y economista. Y me parece bien. Cuando se me califica de sociólogo, se hace como crítica a mi arte narrativo, pero yo lo recibo como un cumplido. La literatura sin ideas, el estilo como arte puro, no es lo mío. Los partidarios de una literatura purista, bella, son prestidigitadores que no tienen nada verdadero que decir.
Fuentes: El Periódico, XLSemanal