Por Ursula K. Le Guin
La pregunta que más les hacen a los escritores de ficción es: ¿de dónde saca sus ideas? Harlan Ellison lleva años diciendo que pide sus ideas por correspondencia a una tienda de Schenectady.
Cuando las personas preguntan «¿de dónde saca sus ideas?», lo que muchas de ellas quieren saber es el correo electrónico de esa tienda de Schenectady.
Es decir: quieren ser escritores, porque saben que los escritores son ricos y famosos; y saben que existen secretos que los escritores conocen; y saben que, si también ellos conocieran esos secretos, esa legendaria dirección en Schenectady, serían el próximo Stephen King.
Los escritores con que yo trato son pobres, infames e incapaces de guardarse un secreto, aun en el caso de tenerlo. Los escritores son gente muy habladora. Hablan, cotillean, dan la matraca. Se quejan todo el tiempo los unos a los otros acerca de lo que están escribiendo y lo difícil que es, imparten clases en talleres literarios y escriben libros sobre el arte de escribir y dan charlas sobre escritura, como esta. Los escritores lo cuentan todo. Si pudieran contar a los principiantes de dónde sacar las ideas, lo harían. De hecho, lo hacen, todo el tiempo. Algunos se hacen bastante ricos y famosos con eso.
¿Qué dicen los escritores de libros sobre escritura acerca del tema de conseguir ideas? Cosas como las siguientes: escucha las conversaciones ajenas, toma nota de cualquier cosa interesante que oigas o acerca de la que leas, lleva un diario, describe un personaje, imagina un cajón y cuenta lo que hay dentro… Vale, vale, pero todo eso supone trabajo. Todo el mundo puede trabajar. Yo quiero ser escritor. ¿Me da la dirección en Schenectady?
Pues bien, el secreto de la escritura está en escribir. Solo es un secreto para quienes no quieren oírlo. Se es escritor escribiendo.
Así las cosas, ¿por qué he querido contestar esta pregunta boba: de dónde saca sus ideas? Porque detrás de la bobada se oculta una pregunta seria, que realmente se desea ver respondida: una pregunta enorme.
El arte es técnica: todo arte es siempre y de por sí producto de la técnica; pero en la verdadera obra de arte, antes y después de la técnica, hay algo esencial, un centro perdurable del ser, que es aquello que la técnica moldea y muestra y libera. La estatua dentro de la piedra. ¿Cómo hace el artista para encontrarla, verla, antes de que sea visible? Esa es la pregunta seria.
Una de mis respuestas favoritas es la siguiente: cuando alguien le preguntó a Willie Nelson cómo se le ocurrían sus melodías, dijo: «El aire está lleno de melodías, yo solo estiro la mano y cojo una».
No se trata de un secreto, pero es un dulce misterio.
Y un misterio verdadero. Un verdadero misterio. En efecto. Para un escritor de ficción, un narrador, el mundo está lleno de historias, y cuando una historia está presente, lo está, y solo hace falta estirar la mano y cogerla.
Luego hay que ser capaz de dejar que se cuente a sí misma.
Fuente: Le Guin, Ursula K., Contar es escuchar, Círculo de tiza, Madrid, 2018.