Por Ingeborg Bachmann
“Personalmente nunca me ha preocupado la discusión entre literatura pura y literatura engagée. La considero anticuada. La cosa es que cuando se escribe por lo único que realmente tiene sentido esforzarse es por el lenguaje. Este encierra el ayer, el hoy y el mañana. Cuando el lenguaje de un escritor no se sostiene, tampoco se sostiene lo que él dice.”
“Si uno compara el lenguaje con una ciudad, encuentra que hay en ella un casco antiguo al que se van agregando barrios nuevos, y por últimos están las estaciones de gasolina y los caminos de acceso; en comparación con el casco antiguo los suburbios de la ciudad quizá nos parezcan feos, pero todo se integra y conforma una ciudad actual.”
“Las viejas imágenes ya no se pueden usar más como las usaron, por ejemplo, Mörike o Goethe. Ya no se deben usar más, porque en nuestra boca parecerían falsas. Tenemos que encontrar frases verdaderas que correspondan a nuestro propio estado de conciencia y a este mundo transformado. Y hay suficientes ejemplos de ello en la lírica moderna.”
“Quiero ser inteligible, quiero serlo cada vez más, pero esto no excluye la sutileza, por momentos cierta dificultad de comprensión. Precisamente para esos lectores que no conocemos y que uno desea que sean muchos, y sucede que a uno le da más satisfacción un lector un poco torpe que uno experimentado, escaldado, porque al primero todavía es posible abrirle los ojos. Hace poco en una librería de Basilea se me acercó un campesino suizo y me dijo en forma atropellada que le había gustado mi lectura de poesía y que ahora quería comprar mis libros, pero se preguntaba y me preguntaba si no serían demasiado elevados para él que, a diferencia de la gente que había asistido a la lectura, nunca había ido a la escuela. Realmente no sé qué pasará con su lectura. Podría resultar un fiasco. Pero pienso en él como representante de muchos otros, insegura, siempre con dudas acerca de si he encontrado lectores, los he ganado o los he perdido.”