Por Peter Handke
I.
“Espero de una obra literaria una novedad para mí, algo que, aunque sólo escasamente, produzca un cambio en mí; algo que me vuelva consciente de una todavía no pensada, todavía no consciente posibilidad de la realidad; una nueva posibilidad de mirar, de hablar, de pensar, de existir. […] Espero de la literatura que rompa todos los aparentemente definitivos conceptos del mundo”
II.
“¿Qué es un escritor? Uno que formula para otros los deseos ignorados y reprimidos o las preocupaciones de su época”
III.
“Hubo un tiempo en el que releía los diarios de Kafka, sus cartas y también lo que sus amigos en alguna ocasión habían escrito de él, con el único fin de averiguar si había tenido granos. Las descripciones de sus amigos, el tono de la escritrua de sus cartas, mostraban, sin embargo, el rostro indemne de una persona volcada por entero en la observación. Max Brod escribía que Kafka había sido hermoso, una figura esbelta con un rostro moreno. Yo, sin embargo, siempre me imagino que Kafka tenía acné de adolescente, protuberancias dolorosas y supurantes en la cara y en el cuello, de modo que le costaba afeitarse. Forúnculos, miedo al contracto”
IV.
“Un lector desaprensivo o prejuicioso nunca es un lector”
V.
“Me importa el método. No tengo temas concretos sobre los que quiera escribir, sólo tengo un tema: […] llegar a ser más atento y volver más atento a los demás: volverlos más sensibles, receptivos, exactos y llegar a serlo para que yo y también otros podamos existir de forma más exacta y sensible, para que pueda comunicarme mejor con los demás y tratarlos mejor”