Por Javier Marías
“Una de las razones por las que escribo es porque me parece que escribiendo pienso mejor sobre las cosas, que de ninguna otra manera. Y creo que eso en realidad le pasa a todo el mundo, sean escritores profesionales o no. La gente escribe diarios, blogs o cartas y, a veces, para entenderse y explicarse mejor. La escritura da forma a los pensamientos. Ahora bien: de ahí a que uno entienda más sobre la muerte o sobre el amor media un abismo. A mí me gusta recordar a menudo una cosa que dijo Faulkner sobre la literatura: “La literatura lo más que logra es lo mismo que un fósforo cuando se enciende en mitad de la noche, en mitad de un campo. Esa cerilla en realidad no ilumina nada, lo único que permite ver mejor es cuánta oscuridad hay alrededor.”
“El único consejo que yo siempre puedo dar a los escritores jóvenes o en ciernes es que no quieran convertirse en escritores como temo que hoy en día, al menos aquí en España, sucede a menudo. Es como si para alguna gente lo importante fuera volverse escritor porque es un tipo de figura pública que no está mal, que es relativamente apreciada y respetada, que se puede hacer un poco famoso y que incluso, con mucha suerte, puede ganar mucho dinero. Y tienen la sensación, a menudo, de que escribir los libros que se precisan para convertirse en escritor es un trámite necesario, pero engorroso. Esa es el actitud que veo en muchos jóvenes, que me parece mala. La actitud realmente tiene que ser que a usted le guste escribir, que usted la pase muy bien escribiendo, aunque también sufra. Y si luego hay suerte y puede publicar su libro y tiene éxito, maravilloso. Pero lo importante es que disfrute escribiendo y leyendo. Yo siempre he creído que ahora que hay tantas escuelas de creación literaria, como todo esto que llaman en Estados Unidos creative writing y demás, la mejor escuela siempre sigue siendo la del lector”.
Fuente: El blog de Javier Marías