Por Aldous Huxley
“La realidad es más extraña que la ficción. ¿Por qué? Porque la ficción es siempre apropiada, mientras que la realidad es sólo hechos y se limita a ocurrir, brutalmente, sin importarle su conveniencia para la gente o las cosas que le rodean. No sería del todo que el arzobispo de Canterbury, por ejemplo, de pronto rodara con todas sus vestiduras sacerdotales por la escalinata de St. Paul’s. Pero una piel de plátano caída por descuido podría fácilmente hacer que esta posibilidad indecorosa se convirtiera en realidad, un hecho mucho más inverosímil que aquellos registrados en piezas de teatro o novelas.
“Un escritor de ficción es un artista con cierta filosofía. Cierto,, puede tratarse de un mal artista y su filosofía puede ser sosa; pero el hecho es que cierto arte y cierta filosofía son procesos esenciales de organización. La mente humana está dotada de tal modo que no puede soportar contemplar (desde nuestro punto de vista) los acontecimientos en gran parte insensatos cuyo flujo indiferenciado constituye nuestra experiencia inmediata. Exige sentido, significados, límites bien demarcados y distinciones.
“El arte y la filosofía han sido creados para proveer esta necesidad fundamental de la mente. Filósofos y artistas toman un trozo de fenómenos caóticos e irracionales y lo moldean con deliberación en algo con significado; algo explicable y racional; algo que posea lo que la realidad nunca tiene, un contorno definido, un principio y un final. El arte y la filosofía son la transposición de la vaga melodía de nuestra experiencia hacia otra nota, la de lo humanamente significativo y racionalmente explicable.
“Con el fin de logar esta transposición, artistas y filósofos recurren (con buena fé y las mejores intenciones) a un tipo de estafa intelectual. Ciertos elementos de la realidad son más evidentemente insensatos (según estándares humanos) que otros. ¿Cómo deben racionalizarse y convertirse en significantes? A través de un proceso muy simple. Artistas y filósofos sencillamente los excluyen de su campo de visión. Continúan como si esos elementos simplemente no estuvieran ahí. Qué duda cabe, la realidad es más extraña que la ficción…”
“Los escritores de ficción y los filósofos han preferido ignorar este hecho y escriben como si toda experiencia fuera humanamente significativa y tuviera una justificación racionalmente adecuada. A partir de cierta idea de la dignidad humana, finalmente se topan con que la realidad es, de un modo humillante, insensata e irracional. Reemplazan lo real por lo conveniente”.
Fuente: Huxley, Aldous, Si mi biblioteca ardiera esta noche. Ensayos sobre arte, música, literatura y otras drogas, Edhasa, Barcelona, 2009.