Por Patricia Highsmith
Los gérmenes de una idea pueden ser grandes o pequeños, sencillos o complejos, fragmentarios o completos, quietos o móviles. Yo los reconozco por la excitación que siento enseguida cuando aparecen; la misma que produce una sola línea de un poema. Algunas de ellas parecen ser ideas para una trama, pero no lo son porque ni crecen ni se quedan en tu mente. Pero el mundo está lleno de ideas germinales. No es realmente posible estar sin ideas, ya que las ideas pueden encontrarse en todas partes. Sin embargo, hay varias cosas que pueden causar la sensación de estar “vacío de ideas”. Una es la fatiga física y mental; debido a las presiones, algunas personas no son capaces de remediar este problema, a pesar de que conocen la teoría de cómo hacerlo y lo harían si pudieran. La mejor manera, por supuesto, es dejar el trabajo y todo lo que esté relacionado con él y hacer un viaje, aunque sea uno corto y barato, para cambiar de escenario. Si no puedes hacer un viaje, sal a dar un paseo. Algunos escritores jóvenes se presionan demasiado y fuerzan la máquina. Cuando eres joven, esto puede funcionar, hasta cierto punto. Pero siempre llega el momento en el que el subconsciente se rebela, las palabras se niegan a salir, las ideas se niegan a nacer, el cerebro está exigiendo unas vacaciones, puedas permitírtelas o no. Por eso es buena idea para un escritor contar con un trabajo alternativo que le dé algo de dinero, hasta que tenga suficientes libros en su haber como para que le proporcionen un goteo constante de ingresos.