Por Rosa Montero
Es muy raro el escritor que cultiva un solo género. Octavio Paz era ensayista y articulista y poeta y jamás le preguntaban cómo se las arreglaba para ser ensayista y poeta cuando son dos géneros tan distintos. Lo único que parece que sorprenda es que alguien sea novelista y periodista, cosa que no deja de chocarme porque la mayoría de los escritores son periodistas: de García Márquez a Naipaul o George Eliot, hay muchísimos. Yo lo que soy es narradora. Empecé a escribir de niña. Mis primeros cuentos los escribí con cinco años. Eran de ratitas y los tengo por ahí guardados todavía. Escribir ficción es mi manera de ser, forma parte de la estructura íntima de lo que soy. Y el periodismo, que me encanta, forma parte de mi ser social. Es un trabajo que escogí y que podía no haber escogido.
En periodismo escribes de lo que sabes, de lo que te documentas, entrevistas, etc. Te informas, lo digieres, lo pones en contexto. Es decir, que lo que escribes es justamente lo que sabes. Y en novela escribes de lo que no sabes que sabes, que nace del inconsciente. Las novelas nacen del mismo lugar del que nacen los sueños. Y cuanto más puro sea ese inconsciente, cuanto menos intervenga el yo consciente mejor será esa novela. Decía Julio Ramón Ribeyro que una novela madura exige la muerte del autor. Es una muerte metafórica. Quiere decir que el yo tiene que borrarse. La historia te tiene que atravesar.