Por Alfredo Bryce Echenique
1) La literatura es amiga del silencio y de la soledad. Los dos actos que permiten su existencia (escribir y leer) sólo pueden ser fruto de un cierto aislamiento.
2) La influencia de una lectura es, al mismo tiempo, un aliento y una autorización. Muy a menudo, la revelación que nos produce un escritor no es más que una revelación de nosotros mismos.
3) Es cierto: “Hay que escribir como si uno fuera amado, como si uno fuera comprendido, y como si uno estuviera muerto” (Montherlant).
4) Resulta curioso que, a menudo, uno piense en el diablo cuando manda alguien al diablo. Porque uno nunca piensa en Dios cuando le dice a alguien “adiós”.
5) Cuando se coloca un adjetivo al lado de la palabra literatura, se corre el grave riesgo de estarse alejando ya de la literatura.
6) El placer del texto es ese momento en que mi cuerpo comienza a seguir sus propias ideas, porque mi cuerpo no tiene las mismas ideas que yo.
7) Pero si las cosas siguen como están, habrá que elevar la neurosis a la categoría de ideología.
Fuente: Bryce Echenique, Alfredo, A trancas y barrancas, Espasa-Calpe, Madrid, 1996, pág. 25