Por Annie Ernaux
El deseo de escribir me llegó a los 20 años, pero entonces no estaba en absoluto centrado en mi propia historia, aún cuando el texto que escribí y envié a un editor -quien lo rechazó-, tenía la marca de un trauma relacionado con el verano de mis dieciocho años, algo que, en realidad, recién pude afrontar hace cuatro años, en mi libro Memoria de chica. Fue a los 27, justo después de la muerte de mi padre, que tomar conciencia de que me había alejado de él, de mi familia, de mi clase social de origen me abrumó y decidí escribir sobre eso, esta vez partiendo de mí, hablando de mí. Eso es lo que hice, pero no de inmediato. Aunque muchas mujeres habían estado escribiendo en primera persona desde 1968, fue difícil porque el paso del mundo popular al mundo intelectual burgués no era un tema tratado en la literatura, especialmente en la literatura contemporánea. Y, por otra parte, creo que tenía miedo de escribir en primera persona así que lo hice bajo la máscara de la novela, en mi libro Los armarios vacíos, inventándome otro nombre. Nunca confesé que era mi propia historia.
(…) Cuando se trata de eventos personales, creo que podemos ver muy bien la diferencia que es entre contarle a alguien una historia de amor, la pérdida de una persona, etc., incluso con todos los detalles posibles, y recordar lo que se experimentó de manera indescriptible, confusa, algo que no puede entrar en una narración. Además, muchas veces sucede que después de haberle confiado a alguien un hecho, uno experimenta un sentimiento de decepción, de incompletitud. Cuando escribo intento recuperar la sensación de ese momento, despertarla en la memoria y no dejarme llevar por la historia. En mis libros, no sé si se percibe, pero yo intento descomponer todo lo posible los momentos, las imágenes, para revivir ese presente, o dicho en otras palabras, la experiencia con la que se fusiona. Para evocar los hechos históricos, colectivos, me baso en la forma en que los experimenté, o, si ocurrieron antes de mi nacimiento, en lo que me contaron mis padres o dijo la gente acerca de ello.