Por Alicia Steimberg
¿Cómo es el proceso que convierte a alguien en escritor? No se sabe. Es imposible ver crecer una planta, aunque se sepa por qué crece. Es imposible seguir el movimiento de un rayo de sol que avanza imperceptiblemente por una pared y que, un rato después, al volver a prestarle atención, encontraremos en la pared de enfrente. Tampoco se ve el don inexplicable que permite el aprendizaje del oficio, tanto al escritor como a otros artistas. (…) Cualquiera puede sentarse y escribir, salvo que sea analfabeto. Aquí hablamos de escribir algo cuyo propósito sea entretener, conmover… El principiante dirá pomposamente “escribir un cuento”; alguien menos refinado dirá “hacer un cuento”, a la vez que anuncia que tiene pensado escribir una novela. Tiempo después ha aprendido a llamar “textos” a esos escritos que antes llamaba cuentos; y el cuidadoso plan que tenía para la novela será reemplazado por una pequeña historia que le contó su abuelo, del tiempo en que él, el escritor, todavía no había llegado a este mundo. “La gente escribe por muy diversos motivos”, dijo una vez una escritora al público. “Escriben para hacerse famosos, para perdurar en el tiempo, para ganar dinero, para difundir sus ideas, para hacer la revolución social”, continuó. “Yo –dijo finalmente– escribo para que no me interrumpan cuando hablo.”
Fuente: Steimberg, Alicia, Aprender a escribir, Aguilar, Buenos Aires, 2010.