Nelson Kinn es alumno del nivel I de la Escuela de Escritura Online de Casa de Letras. Vive en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, desde donde participa de la cursada. Su cuento “Interrogatorio”, que reproducimos al pie de la nota, formó parte del festival Luz de agosto, realizado en el Club Cultural Matienzo el 30 de julio de 2014. En esa oportunidad, fue leído por Sebastián Robles, coordinador de la Escuela de Escritura Online.
¿Cómo fue el proceso de escritura del cuento?
Originalmente el cuento fue presentado como respuesta a una consigna en un curso de Escritura Creativa. La idea era escribir al estilo de Hemingway. Un par de días antes había asistido a un interrogatorio similar hecho por un fiscal y ante la inminencia de la clase, mientras viajaba del trabajo a la casa, esa noche, hice apuntes que un poco después tomaron la forma del cuentito. Me gustó mucho el resultado y lo tenía entre los que habría que pulir y seguirlo trabajando.
Cuando decidí enviar un trabajo para “Luz de Agosto”, pensé que debla ser algo no muy extenso, me acorde del interrogatorio, lo trabaje un poco más y lo envié.
Estoy siguiendo el curso On Line con 2000 kilómetros de distancia hasta Buenos Aires, por lo que le pedí a nuestro coordinador que lo leyera por mi. Creo que él, antes ya había leído en público y que en esta oportunidad le fue bien y le gusto lo que leyó.
Yo ya he leído antes en público y la experiencia me gusta, compartir de primera mano mis escritos, viendo al público escucharlos y sentirlos, solo se compara con ver la satisfacción de la gente cuando come algo que cocinaste con amor.
Interrogatorio
Ya corre una hora de declaración en la pequeña y sucia oficina. Fiscal y testigo frente a frente con el pequeño escritorio de por medio
–Diga si es cierto que usted vio cuando la señora Álvarez sacó documentos del archivo –pregunta el fiscal.
–No es cierto, no la vi– responde el testigo.
–¿Pero, supo que los sustrajo el jueves 24 de octubre a las 11:15?
–No lo supe ni se nada de eso.
–Diga si es cierto que usted trabaja en el escritorio al lado del de la Sra. Álvarez.
–Sí, es cierto.
–Entonces, ¿cómo es que no la vio?
–No estaba ahí en ese momento.
–¿Por qué?
–Ehhh, este, es que salí al patio a fumar.
–¿Cuánto tardó?
El testigo piensa su respuesta mirando el ruidoso ventilador que da vueltas en el techo. Las preguntas siguen y siguen, transcurre otra hora.
–Diga si es cierto que guardó en su casa una carpeta que le dio la señora Álvarez.
–No es cierto, no me la dio.
–¿Y cómo apareció en su casa?
–Ella la dejó ahí.
–¿Por qué?
–No lo sé.
–¿Cuándo la dejó?
–Un sábado, después de que hicimos el amor.
–Entonces, ¿no la vio guardarla en el ropero?
–No, yo había salido del dormitorio.
–¿Por qué?
–Ella estaba fumando y detesto el olor del cigarrillo.