Rodearse de otros escritores y artistas: Un escritor tiene que relacionarse con otros autores y recordar que no todo lo que vale es lo que escribe.
Escribir un diario: Woolf mantuvo un diario de forma regular durante 26 años. Escribir para uno mismo ayuda a crear hábito. Afloja los ligamentos.
Crear el propio camino: No debe importar lo que están haciendo los demás, uno tiene que hacer lo que quiera, como quiera y para decir lo que quiera. “Todo método es correcto, cualquier método lo es, ya que expresa lo que nosotros escritores queremos expresar”, decía.
Salir de casa: Es un consejo que se repite ya que muchos son los escritores que incluían en sus rutinas diarias salir a pasear, algo a lo que Woolf era una gran aficionada.
Tener un lugar y un momento para escribir: ¿Qué se puede esperar de alguien que escribió Una habitación propia? Para poder escribir no solo hay que tener un espacio físico en el que hacerlo, también un momento de tiempo reservado para ello.
Parar un momento, respirar y pensar: No dejar que el día a día empuje todo el tiempo. Woolf creía que la verdad emergía del subconsciente “en los sueños” y “en el ocio”.
Luchar contra los demonios con la pluma: Dejar que la mente cree lo que quiere crear y no autocensurarse. Al fin y al cabo, es más fácil luchar contra los fantasmas que contra la realidad.
Escribir es una habilidad que merece ser pagada: Más allá de que todos tenemos que comer, todo trabajo merece una compensación.
No convertirse en otra pieza de detritus literario: Hay que ser claro con uno mismo y sincero. En uno de sus textos lamenta la publicación de contenidos antes de que mereciesen salir al mundo.
No se puede negar el talento natural: Por mucha teoría y por muchas lecciones, si se tiene talento hay que dejar que a veces se imponga.
Fuente: EssayMama