Por Luciana Czudnowski
“Es increíble cómo la gente que trabaja en la tierra parece ser una extensión de la misma, como si fueran otra rama de uno de los tantos árboles, o parte de las hojas, o una de las piedritas de los lagos. Inclusive se los siente en la hierba, el color de su piel se empieza a parecer al suelo sudado”, dice la narradora de “Ojos de perro”, uno de los relatos que integran La casa está muy grande. Conversamos con Julia Rendón acerca de su libro recientemente editado en por Linda y Fatal ediciones.
¿Cómo fue el proceso de escritura de los relatos que integran el libro?
El proceso de escritura fue largo, aunque a mí me gusta llamarlo más bien, paciente. Son relatos que vengo escribiendo, re-escribiendo, desde hace más de ocho años, y que recién ahora, por alguna razón, sentí que estaban listos para ser expuestos.
Muchos de los relatos los trabajé en Casa de Letras y la conversación constante con los maravillosos profesores y alumnos acerca de mi escritura me ayudaron mucho. También tuve un taller personal/online con Alejandra Laurencich, quien me ayudó a corregir y volver a corregir varios de los relatos hasta sentir que estaban listos. Por último, Mónica Sifrim, profesora de Casa de Letras, me ayudó inmensamente con sus observaciones sobre el texto final y me dio un gran impulso para decidirme a publicar. Con su ayuda, pude procesar un desprendimiento de los textos para que, finalmente, puedan salir a la luz.
Todos los cuentos de “La casa está muy grande” están atravesados por un eje común: personajes que se van de un lugar a otro o que desean irse, éxodos, mudanzas, personajes que se van a la fuerza de donde están o que quieren escaparse. ¿Para armar el libro tuviste este eje como premisa?
Me doy cuenta que existe ese eje que mencionas en mi libro, pero para armarlo, no tuve este eje como premisa, por lo menos no fue algo que hice conscientemente. Sin embargo, yo sí creo que la escritura es un proceso creativo íntimo que va “manoseando” todas las capas de tu ser, y, tal vez, hurgando dentro mío, de mi pasado, o mi punto de vista, el éxodo es un denominador común que atraviesa mi vida. Quizá, porque soy descendiente de abuelos que tuvieron que huir, o inclusive porque mi propia vida ha sido marcada por mudanzas, cambios de casa, de países, ese eje sale por sí solo en mi escritura.
¿Qué lugar sentís que ocupan las despedidas y los encuentros en tu literatura?
Sin duda ocupan un lugar importantísimo porque veo que mi escritura se centra en las emociones que experimentan los personajes. En los encuentros y en las despedidas, las emociones están a flor de piel. Creo que son momentos decisivos en la vida de las personas, aunque a veces parezca que no pasa nada, las emociones fluyen y están pasando muchas cosas adentro. Descubrir y atrapar eso de adentro me atrae.
¿Qué autores sentís que influyeron en tu escritura?
No sé si podría decir específicamente qué autores influyen en mi escritura porque pienso que, de alguna forma u otra, todo lo que lees, influye en lo que luego expresas. Si tuviera que escoger unos pocos, diría que JD. Salinger es uno de los autores que más me ha tocado, sobre todo con sus cuentos y principalmente con el cuento “Un día perfecto para el pez plátano”. Ese cuento me llegó hasta los huesos. El final me “voló la cabeza”. Creo que los finales son muy importantes para mí. Me interesa que el lector espere ansiosamente el final, y quizá, se sorprenda porque se tope con algo totalmente diferente a lo que esperaba. De Raymond Carver, en cambio, me fascinó darme cuenta que en una historia no es necesario que pase algo, en cuánto a acción me refiero. Me apasiona tratar de mostrar la acción dentro de las emociones, del sentir.
Tanto en la dedicatoria como en el epígrafe que elegiste para iniciar el libro se hace referencia a la casa, pero no solo como terreno habitable, sino como un lugar que se singulariza por los seres que la habitan. ¿Cómo ves la relación entre los espacios y las personas?
Creo que están totalmente ligados pues el espacio no se puede definir sin la presencia de alguien o de algo. Tiene que haber una forma de palpar ese espacio que, en realidad es un montón de vacío. De ahí que la significación del espacio se dé a través de nuestras experiencias dentro de él. Cobra significado para mí si es que yo tuve una experiencia, un amor, un odio, una pelea en ese lugar. Si no, no es más que eso, un vacío.