Por Natalia Consiglio
Surco marcado es la primera novela de Ramón Jiménez Sosa, quien realizó el Programa Formativo en Escritura Narrativa de Casa de Letras en modalidad online, desde Montevideo. Del otro lado del charco nos hizo llegar un ejemplar a la escuela, que recibimos con mucha alegría. Además del dibujo que marca la púa sobre los discos de pasta, Surco marcado podría interpretarse como las cicatrices que va dejando la vida sobre los distintos personajes. En ese sentido, tal como afirma Gustavo Vázquez Silva en el prólogo, es una novela de búsqueda y de transformación. A continuación, el autor nos responde algunas preguntas…:
Además del ritmo propio del texto, la música, las canciones se hacen presentes a lo largo de la novela. Más allá de que no siempre se explicite, ¿considerás que existe algo así como el soundtrack de un libro?
La música oficia como trasfondo durante todo el libro a raíz que la historia gira alrededor de una familia que gestiona una disquería de vinilos. La novela está estructurada en cuarenta pequeños capítulos, pero sólo en la mitad se utilizan las alusiones a temas o intérpretes musicales, recurso que pretendí no reiterar en demasía para que no resultara tedioso, ni que por repetición, perdiera el efecto de enriquecer el texto. En algunos casos la música sirvió de apoyo a la historia, teniendo el lector que, si quiere tomarse el trabajo, escuchar el tema o leer su letra para que le pueda aportar algo más de lo que la historia dice. Confieso también que no todas las citas musicales tienen algo que sugerir en el texto, y son sólo reflejos de gustos personales que he ido acumulando durante años en mi ecléctica forma de disfrutar la música. Como anécdota te cuento que el día de la presentación del libro, se escuchó de fondo, una vez tras otra, la playlist de los temas que aparecen en el libro.
La novela se desarrolla entre diálogos, detalles y recuerdos que viajan en el tiempo, ¿cómo te resultó componer ese juego temporal y a la vez darle forma a la tensión que va ganando la narración?
La tensión la llevan adelante los personajes, interactuando dentro de los hechos históricos que sirvieron para dar volumen a la historia global. Ya de por sí el período seleccionado estuvo plagado de desgracias, pero cuidé de no caer ni en el morbo ni en el panfleto por medio de extensos párrafos que pudieran parecer discursivos, de ahí la opción por trasmitirla en base a las contingencias generadas por los personajes con sus acciones, y también por medio de los diálogos.
La ida y vuelta en el tiempo me pareció que podría ser práctica para manejar con cierta agilidad un período de casi cuarenta años de la historia del país, porque pensé que un relato cronológico resultaría lento y algo anunciado. El manejo del tiempo también lo concebí como un símil en la memoria de cualquier persona, que fluye hacia diferentes épocas sin razón aparente. El texto trata de ser, humildemente, sobre un supuesto ejercicio de memoria que hace el Uruguay, recordando algunos momentos que ocurrieron en el período que ocupa la novela. El país parecía estar enfrentándose a un rumbo inevitable, transitando sobre una huella y sin atinar a hacer nada para impedir un final ya signado. Tal cual lo hace la púa, inexorable, sobre el surco del disco.
¿Cómo fue el proceso de escritura? ¿Escuchabas música mientras escribías?
Con respecto al orden de escritura, lo desarrollé tal cual aparece armado el libro final, basándome en las entregas quincenales que debía hacer en el curso de tercero. Luego de terminado el taller tomé distancia del texto, y cuando lo retomé, me llevó unos meses más revisarlo para redondearlo.
En medio de las entregas repasaba otra de mis aficiones, que es la historia nacional, para obtener elementos que pudieran ayudar a armar el encuadre que le quería dar a la historia. También tomaba nota de viejos recuerdos familiares o de amistades, y también personales, que pudieran darle al texto la verosimilitud imprescindible, y así poder enriquecer el armado de la familia de la novela, que en cierta forma, sería una metáfora sobre la historia del país en ese período.
Con relación a la música, por lo general escribo con ella de fondo, pero la mayor dedicación fue cuando me tomaba el tiempo en la búsqueda y selección de los temas que pudieran servir para insertarlos en el texto. Descubrí así una nueva forma de disfrutarla.
¿Tenés algún consejo para quienes están comenzando a escribir?
Me resultó muy enriquecedor prestar atención a los variados consejos de los profesores, de los cuales resaltaré algunos que siempre serán útiles sea cual sea el estilo de cada persona con intenciones de escribir narrativa: luego de leer mucho a los grandes escritores, fui seleccionando a los que más cerca de mí sentía y los estudié a fondo. No recargar el texto con adjetivos o adverbios innecesarios. No explicar nunca, que el lector piense. Que los incisos en los diálogos no sean extensos o con muchas descripciones, y no tener miedo de reiterar el simple “dijo Fulana”. Anotar o grabar enseguida, si es posible, una idea que consideramos válida para el relato, el paso del tiempo borra, por lo menos en mí. Dedicarle al texto un ratito todos los días, cuando se pueda, pero no abandonarlo. Tenacidad.
La tarea de preparar y pensar el nudo de una novela me apasionó tanto o más que la propia escritura. La corrección debe ser implacable, con más rigor que si la estuvieras haciendo con el texto de otra persona. Escribir el libro para mí estuvo más alineado al trabajo metódico que a lo torrencial. La postura debe ser más la de un trabajador que la de un genio. Fue el inicio de una hermosa actividad que ya no abandonaré, y que recomiendo entusiasta a todo el que quiera oírlo. El gusto por escribir nadie te lo puede quitar, solo la inconstancia.
¿Estás trabajando en algún otro libro en este momento?
Trabajar en el formato novela me abrió un campo que me resulta más cercano que al cuento, además siento que la historia principal debe ser coral, armada en base a varios personajes secundarios que sirvan para redondear a los principales. Como la vida.
Tengo en desarrollo otra novela también basada en el pasado reciente, pero con ribetes algo autobiográficos, más cercana en el tiempo, y ubicada en un período no tan extenso como Surco Marcado. Transcurre en Montevideo (algo inevitable por ahora), y también habrá un tramo del desenlace en alguna ciudad del interior de la Provincia de Buenos Aires (escucho sugerencias de cuál pueda ser).