Chico Buarque
Cuando empecé [a escribir] llevaba un año sin componer. Mi mujer me regaló una computadora en Navidad, pero quien me incitaba era Rubem Fonseca. Me repetía “eres un escritor”. Se lo dice a mucha gente. Creo que quiere compañía, al contrario que la mayoría de escritores. Tengo 127 amigos músicos y cuatro amigos escritores. Y algunos ya los perdí.
Que un cantante y compositor que tiene éxito se ponga de repente a escribir resulta siempre sospechoso. Un prejuicio, porque si eres un abogado, un diplomático o un periodista que escribe nadie va a decir nada.
[Antes de componer mis primeras canciones] pensaba que iba a ser escritor. Al empezar a escribir conseguí establecer un contacto más cercano con mi padre (el historiador y sociólogo Sérgio Buarque de Holanda). Con quince años le llevaba mis escritos, una porquería, que él leía atentamente. De alguna manera, estar escribiendo es sentir su presencia o su falta. Como si estuviera buscando su aprobación.
Consigo dividirme en dos creadores distintos, pero no hago ambas cosas al mismo tiempo. Volver a escribir canciones, después de terminar un libro, resulta muy difícil porque el fraseo musical obedece a otra lógica. Por otra parte, cuando hacés una canción enseguida la mostrás. Vas al estudio, grabás, hay una fiesta, se bebe vino… El escritor está encerrado. Y se muere de envidia del músico famoso porque éste viaja en primera clase con champagne, mujer, amante, músicos, representante, hijos… y él en clase económica, apretado, amargado. No sé por qué soy escritor.