Por María Belén Briasco
Primera película basada en cómics dirigida por una mujer. Éxito de taquilla y con una heroína femenina como protagonista encarnada en la piel de Gal Gadot. Sin dudas, Wonder Woman es un acontecimiento peculiar. Pero como todo gran estreno, también es como un río: trae diferentes corrientes. Una de las posturas sobre la nueva película de DC y Warner Brothers quedó establecida desde The New York Times y el Daily Mail, festejando la gran aceptación que Wonder Woman obtuvo por parte del público, lo que se tradujo en un éxito de ventas mundial. Y es que, según las cifras divulgadas por Box Office, la recaudación de la película ya superó los 656 millones de dólares. Por su parte, otro rimbombante estreno hollywoodense fue The Mummy, protagonizada por Tom Cruise, que apenas alcanzó los 340 millones de dólares a la fecha. Sin embargo, The Mummy no pudo lograr el mismo nivel de aclamación, críticas ni dinero, ni logró recuperar la inversión para la producción y la distribución, ni aún con Tom Cruise.
Lo más relevante, sin embargo, no es el nivel de ganancias entre ambas películas sino el motivo por el que Wonder Woman se posicionó como un “triunfo del cine” (como dice el artículo en The New York Times de Frank Bruni) incluso ante Tom Cruise. Y eso está en el hecho de que se trata de la primera película del género cómics dirigida por una mujer, Patty Jenkins, y del resurgimiento de una famosa heroína femenina tras décadas de silencio. Pero, ¿a qué se refiere la crítica cuando caracteriza a Wonder Woman como “un triunfo”? En una industria en la que cada vez son menos las mujeres que tienen lugares relevantes, la película marca un punto de inflexión. Y es que, según el último informe del Centro de Estudios de la Mujer en el Cine de la Universidad de San Diego, la presencia de mujeres en la dirección, como así también en “la cocina” del cine (que implica a todos los “condimentos” necesarios para que la magia se haga real, desde la producción, el guión y la fotografía,entre otros), no solo es menor al 17% respecto a los hombres, sino que ha disminuído desde el 2016, cuando se ubicaba en el 19%. Con este panorama, la elección de Patty Jenkins es más que una buena noticia.
Sin embargo, ¿implica una película taquillera dirigida y protagonizada por mujeres un verdadero cambio de paradigma? Ciertamente no. Pero es un gran paso porque da cuenta de que una directora puede liderar una victoria comercial. Al trabajo de Jenkins hay que sumar, además, las participaciones de grandes estrellas femeninas: Connie Nielsen en la piel de la madre de Diane (recordada por su papel en Gladiator) y Robin Wright como su tía, que apenas aparece en los primeros 20 minutos pero ha logrado generar comentarios más que positivos por su participación; al fin y al cabo, ¿quién no quiere ver a Claire Underwood peleando literalmente? Ni qué hablar sobre la actuación de Gal Gaddot, aclamada por los fanáticos del cómic no solo por su carisma sino por su gran fuerza y presencia, características que dignificaron al personaje. ¿Pero se detuvieron en la Dra. Poison? Es la química mentalmente desequilibrada detrás del archienemigo de Wonder Woman. Otra gran sorpresa en un mundo de villanos masculinos.
Entonces, tenemos un verdadero Girl Power en progreso. Yeah! Pero otras corrientes oponen obstáculos a esta marea de estrógeno y cinefilia. En ese sentido, posicionar el discurso feminista a través del estreno de Wonder Woman es un intento irrisorio para los que consideran que el film sigue promoviendo los valores tradicionales norteamericanos (y el feminismo no es, justamente, uno de ellos). Desde New Republic, Josephine Livingstone sostiene que a través de la mezcolanza de mitos que construyen a Wonder Woman emerge también la propaganda estadounidense del siglo XX y el sentimentalismo asociado al poder del amor, un escenario ideal para que Wonder Woman salve a la humanidad. Como parte de los elementos contradictorios de la narración, nos encontramos con una heroína con fortaleza inquebrantable y una misión sin sombra de dudas pero, al mismo tiempo, vacilante y ligeramente estúpida en varias situaciones sociales comunes. A su vez, la combinación que la película hace de un mito antiguo (las amazonas de la mitología griega) con un acontecimiento de la historia reciente (como es la Primera Guerra Mundial) hace tambalear la configuración del mismo concepto de historia, según Livingstone. Más allá de estas inexactitudes, el objetivo de la película sería el de adoctrinar sobre lo que es ser un verdadero héroe americano, lo cual logra de manera eficiente. Y esto no solo se hace posible en Wonder Woman, ya que es parte de todas las historias de DC Comics. Estas son las cuestiones que van dando forma a lo que Livingstone esboza como principal argumento: en la película subyace una propuesta ideológica conservadora que se configura en una polarización constante positivo/negativo de los valores que la película encarna. Wonder Woman es fuerte, hermosa y lucha contra una mujer malvada que cubre su cara con una máscara por una lesión facial. La discapacidad es malvada y la belleza es buena, los alemanes son malos y los estadounidenses son buenos. Asimismo, un hombre norteamericano (el capitán Steve Trevor) lleva a la protagonista a pelear contra los alemanes para que pueda cumplir con su objetivo.
Entonces, ¿qué mensaje nos deja Wonder Woman? ¿Es un hito en la filmografía sobre heroínas femeninas? ¿O es una máquina de asentar los mismos relatos tradicionalistas de siempre? Si analizamos el desarrollo del personaje, Wonder Woman es una amazona aguerrida sin vínculos con Zeus y lejos está de luchar contra los alemanes. Tampoco necesita de un hombre para cumplir su objetivo; justamente, una de las características del personaje (según el crítico Matías Lértora en el programa radial Metro y Medio) es lograr liberarse de las ataduras de las peores situaciones sin ayuda de nadie. Su fuerza proviene de sus valores, de su convicción, y no del “poder del amor”. Al menos esto último es lo que nos da a entender el film cuando Wonder Woman recobra su fuerza después de ver morir a su “amado” capitán Trevor. En tal caso, la película no le hace justicia a la tradición del personaje del cómic. Otra vez, los momentos cómicos de la película se dan con el intento de socialización de Wonder Woman, como cuando la llevan a la boutique londinense a vestirse “apropiadamente”. Sin embargo, lo que intenta ser un momento cómico resulta anticlimático, ¿o alguien se imagina a una amazona vistiéndose con ropas recatadas para pasar desapercibida?. En esta misma línea, la vuelta de comedia se hace carne en la secretaria de Trevor (que es bajita, gordita e invisible para el mundo masculino), en un intento de satirizar al personaje mediante la comparación de todo lo que no es Wonder Woman. Entonces, como dice Livingstone, hablar de un gesto feminista es, por lo menos, gracioso.
Escrito en el marco del curso Periodismo cultural: la reseña, el artículo y la crónica.