Por John Gardner
“Si hay algo bueno que decir, el escritor debe acordarse de decirlo. Si hay algo malo que decir, debe decirlo de manera que refleje la verdad, esto es, que si bien vemos el mal, hemos elegido seguir entre los vivos. Estas son algunas recomendaciones:
– Aportar detalles para guiar la imaginación del lector.
– La viveza del detalle da vida a la ficción.
– Mantener siempre el interés, lo peor que le puede ocurrir a un escritor es que la mente del lector se distraiga.
– Ser capaz de transmitir lo que ve y siente el personaje. Tener empatía.
– Huir de los términos abstractos, hay que ser lo más concreto posible.
– Los verbos simples son más potentes.
– Evitar en lo posible la voz pasiva.
– Las frases deben ser claras, hay que tener cuidado con las subordinadas.
– Poner atención al efecto poético del ritmo y la prosa.
– Evitar las largas descripciones, explicar las situaciones a través de la acción y los diálogos.
– No explicar los sentimientos de los personajes, es el propio lector el que debe interpretarlos.
– Escribe sobre lo que te interesa y entretiene.
– Mostrar, no contar.
– Cuidar el ritmo.
– Tener un amplio vocabulario, incorporar palabras nuevas.
– Transmitir emoción sin caer en el sentimentalismo.
– No buscar la originalidad, viene dada por la personalidad del propio escritor.
– Para que una narración sea fresca no debemos tenerlo todo previsto, el escritor conocerá el desenlace de la novela cuando lo escriba.
“El que va a ser buen escritor, debe tener muy en claro qué es lo que desea llegar a ser y qué ha de hacer a fin de conseguirlo”.
“La capacidad de escribir es sobre todo el producto de una buena enseñanza (conseguida por medios propios a través de lectura, observación, intuición o de la mano de un tutor), respaldada por un profundísimo (y esclavizante)amor por la escritura”.
“Hay que llegar al conocimiento profundo del método, de la esencia: Qué pretende la ficción, cómo funciona, (…) qué es realmente el arte de la ficción, (…), del dominio de la escritura”.
“No será necesario llamarle la atención sobre los efectos que un uso extrañamente irónico del tono y el estilo pueden tener sobre la propia narración”.
“Si bien nunca viene mal el talento, el verdadero novelista “de fondo” es aquel que le dedica tiempo y tiempo no sólo al acto mismo de escribir, sino también de corregir lo ya escrito y pulir los detalles hasta que la escena de la novela queda de la misma forma que se la había imaginado.”
“Lo que por lo común necesita el escritor principiante es un conjunto de reglas sobre lo que ha de hacer y lo que no ha de hacer”.
“Algunos vicios de los que adolecen incluso los escritores más famosos: el exceso de adjetivación, la repetición de algunas palabras, la excesiva complejidad en las oraciones, etc.”
“Al escritor le corresponde crear seres humanos convincentes y crear para ellos situaciones y acciones básicas, por medio de las cuales consigan conocerse y revelarse ante el lector”. Para ello nada mejor que “la viveza del detalle que es como la sangre que riega la ficción y le da vida”
Fuente: Gardner, John, Para ser novelista, Fuentetaja literaria, Madrid, 2010.